L A F U G A D E L O S D O N E S
Cuando flujos de oro esparzan meandros
en las sábanas de los hospicios.
Cuando comisuras abajo,
como huella de caracoles
penden hilos de saliva
y la mirada huye de los rostros.
Entonces,
sólo entonces,
escapa el paisaje de los vidrios:
el olvido es una casa de muñecas roída por termitas,
un palomar que se desploma silencioso entre la nieve.
La fuga de los dones es un fabuloso estampido.
SIN OLVIDO
Inútil la tentativa del olvido.
Infiltra musgos, cangrejos, pulpos,
Provocativas medusjibias:
Todos lucen ademanes familiares
Como surgidos desde retratos de difuntos.
Eternos florecerán
Sus oleos camaleónicos,
Brotando bajo la escayola de los muros.
“No hay alivio para el daño que te causen;
Es grande tu herida. Cuantos oigan hablar de ti
(Nínive) aplaudirán tu ruina, pues ¿sobre quién
no descargaste tu maldad en otro tiempo?”
NAHUM
DEBAJO DE NUESTRAS LAGRIMAS
Aquí no encontrarán
jarros de agua, cegaron aljibes.
No demanden caminos,
excluyeron vestigios.
Debajo de nuestras lágrimas
permanecen escombros.
Aquí, el enorme páramo
al que fuimos circunscritas.
NO HAY CIFRA
Para Alfonso Alcalde
Sigilosos emisarios
advertencias fronterizas,
nefastos arcanos
cruzaron nuestras frentes.
La tristeza de Mayo,
es un racimo de escorpiones.
Cada anochecer
portando peces de oro
desde Tomé a Coliumo,
oigo la sombra de su paso.
No hay sima que contenga
la cifra de esta pena,
ni océano que cobije
la joya de sus huesos.
Dame tiempo
yo bajaré, y entonces,
al fin habrá Sacristía
para esta deriva
de dos manos y laúdes.
LA EXPATRIACION DE LOS REYES
Envueltos en esferas de silencio,
bajo palios crepusculares,
observan los páramos del porvenir.
El bosque de Perséfone
fue devorado por los termes.
El viaje ha concluido,
ahora pueden anclar las naves
y dejar que las rémoras carcoman
los objetos amados de otra vida.
NO HAY SITIO
La piedra de la locura
Golpeó su rebote en mi cabeza.
¡Te encontraré!
Sí, te hallaré en el filo de la navaja,
en la Babel de mis sueños,
en la cicatriz de mis pulmones;
iré por ti, con mis mapas radiológicos
iré bajo mi piel hasta los huesos ocultos
hurgaré mis médulas,
bucearé mis linfas mis leucocitos
te perseguiré en círculos
hasta que seas tú quien me persiga.
¡Te encontraré!
Porque ya no hay un sitio en la cordura
donde no haya entrado con mi lámpara.
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Ay si hermana, no hay alivio para el olvido. Sin embargo tu palabra siembra memoriosas mieses, que hemos de cosechar algún día. Si, estamos cerca compañera. Un abrazo sentido.
ResponderEliminaramelia