CRISTINA VALCKE (Colombia)

NIÑO DE LA VÍA LÁCTEA
has cruzado las estrellas
en busca de mi pecho.
Te he esperado varios siglos,
el paisaje que bordaba
fue cubriendo el mundo.
Llegas del lado de la noche,
mi leche rebosa tus labios
de mamífero inexperto.
Las ubres inflamadas
son dos lunas llenas
que gravitan a tu alrededor;
miro tu rostro llovido
y gozo la sed que calmas y renace.


LA PUERTA

En mi ciudad te hospedas desnudo
a pregonar la aurora,
traes el almizcle del origen del mundo
que se diluye en la atmósfera amurallada
por siglos de civilización y barbarie.
Mi herida es el puente que cruzaste
y todas las puertas son la noche.
Deberás aprender el oficio de albañil
para construir tú casa,
podrás habitarla mientras la terminas;
entre tanto te habrás convertido en ciudadano
y perderás la costumbre del campo abierto.
Cuando llegues a la pared de fondo
tendrás derecho a tu propia puerta,
en pos de ella,
tu ciudad.


JERIGONZA

Hablas el lenguaje de las almas,
tu voz anima la piedra
la ventana
el tiempo del hastío
y a mi corazón, Ícaro triste.
Las palabras que te respondemos
no logran consonar;
pronunciamos caracoles sin eco,
las maternales aguas están presas
entre las agujas del hielo.
Pero no callas,
tus sílabas atemporales rechazan la historia,
salomas tu jerigonza
mientras presiento la nave de los espíritus libertinos
vagando por los espacios de la casa.


DE LUCES Y SOMBRAS

Tu sombra está aprendiendo a caminar,
la persigues curioso por los andenes.
Junto a tu silueta de niño se alarga oscura la madre,
confías.
En adelante, sabrás que sólo son fiables
los que proyectan su oscuridad.


LA CAÍDA DEL ÁNGEL

Aún no abandonas el rostro de los ángeles,
has navegado el otro lado del hombre,
tus rutas se pierden entre las luces citadinas
y los agujeros del cielo.
Eres inocente: virtud de quien conoce el secreto,
todo es como es,
invariables los espejos reflejan el presente,
hemos confundido tu carne nueva
con la ingenua mirada del que empieza…
Nos sabes como sólo Dios.
Nosotros no atinamos a descifrar
este entreacto de tu caída libre
y la mutación de las alas,
pero presentimos tus dos flechas
en la crucifixión del tiempo.


VISIÓN NOCTURNA

Los ojos no tenían el hábito de mirar.
Así fue en el principio,
las tinieblas eran un modo de existencia,
la visión ocurría en la totalidad del ser.
Cuando la luz se hizo,
los músculos visuales retiraron el hollín,
límpido el frente tuviste que juntar palabra y gesto.
Ante tu mirada novicia se obstinan los rostros,
cada uno persigue más allá de su reflejo
la redención de otros seres,
el encuentro plural,
posible sólo por la huella aún fresca
de tu noche.


CORDÓFONO

Resides en mi casa
la casa es un accidente de ciudad
esta ciudad ríe por los metales de tu risa.
El centro es el cielo adentrado en el patio
y los muros repetidos que acorazan al hombre
modelan la caja de resonancia.
Tu canto viola los cerrojos del tiempo.


EL JUEGO DE DIOS

Los objetos caen
en una lluvia incesante
y vuelven a tus manos
por el favor de otras manos.
Su periplo renueva el mundo,
el movimiento de las esferas acontece
en esta exigua habitación.


SABBAT

Te desmayas en mi antebrazo
con la tranquilidad de quien merece el sueño.
Tu caída ha sido el itinerario de la creación,
ahora es Sabbat.
El sol ha madurado mis carnes y la cosecha se pierde,
ungiré con néctares de mis frutos tu cabeza
y trataré de reinventar la danza.
Una nueva Salomé emerge en la era de la prosa,
nada importa el bramido de la ciudad,
debo asentar mis pies desnudos
sin llegar a despertarte.
Soy la favorita del rey,
mis deseos han sido cumplidos,
tu corona es mi brazalete
y tus sienes se aduermen al fluir de mi sangre.
Descansa,
la obra ha sido creada.


CUATRO RÍOS

A la tierra le han robado sus muertos,
los sientes desfilar junto a tu barca,
ningún temor se adueña del espíritu del remero.
Has navegado los ríos del paraíso,
eres diestro en las aguas,
cuando las lágrimas desbordan las vías,
tu casa cruza el vecindario
y transporta la simiente del mundo
a una región sin historia.

Amanece en tus cuencas,
es la aventura del boga contra la corriente.

1 comentario:

  1. Una altura poética poco común, Cristina. Leerte es inspirador. Saludos, Paloma. Sú

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