AMELIA ARELLANO (Argentina)

BESA LAS LETRAS DE TU NOMBRE *

“..Mientras tanto
adentro mío tu mirada vive, muy intensa,
amorosa y cada vez mas pura, la beso y me despiertas...”
Marta Zabaleta

Si sientes que el mundo te ha mareado.
Y si te sientes rara .O que no cabes en el mundo.
Y que el mundo gira en tus campos desiertos.
Y no cruzan calandrias, ni sauces, ni rebaños.
Y ha partido el jardín y el jardinero.
Si sientes, como Fausto, que viven dos almas en tu pecho.
Y una tira hacia el simio y otra al homo sapiens.
Si no puedes contar, y cuentas hasta dos, acaso tres.
Y la pena no es una, ni tres, ni mil, ni cien.
Son infinitas penas .Innumerables penas.
Cáscaras de cebolla. Compleja trama.
Ovillos de serpientes. Encarnaciones.
Mortal angustia. Vidrio molido. Crucifixión.
Entonces, lirio mío. Paloma, ojo de tigre.
Mareáte con polen fecundado. Bebe.
Respira en amarillo. Vuelve.
A la cigarra, a la hormiga, a la retama.
Sé fogata. Limonero en flor. Narciso.
Párate en el brillo del puñal del miedo.
Transforma en bermellón la ansiedad de cartas que no llegan.
Deja, que te acaricie el aura de tu madera noble.
Piratea la risa, los besos y los soles.
Besa tu nombre.
Besa. Una por una, las letras de tu nombre.


SANGRE DE LLUVIA

Amo la lluvia .Enamorada de la lluvia .Soy.
En tiempos de vendimia, sabor a rocío tempranillo.
Me viene desde lejos este amor.
La he visto crecer desde las terrenales nubes.
Desde la pasión cosecha de mis padres .Tan breve .Tan violenta.
De mis manos descalzas.
De los gastados espejos de los charcos.
Desde la lágrima a detenida en mi frente.
Desde el vaso y la siesta.
A veces asemeja un hastío, un rostro repetido.
Sangre de una culebra que la anuncia.
Relámpagos iluminando los tristes palos santos.
Estruendos parados en los postes.
Alguna vez no llega.
Se aleja en pasos furtivos con los álamos.
Otras, cae en los techos de chapa, se posa en el vidrio sin ventana,
Baja las pendientes de barro.
Besa los pies al niño que no ve la luna.
Camina hasta llegar a los villorrios fundados a la vera del río.
En los rieles .El tren se va con ella. El hambre queda.
Capa pluvial que se evapora.
Amores y risas en enero.
Crueles vestiduras del invierno.
Desborde.
Quiere parar su caminar de agua y no puede.

Roca y valle. Paraíso e infierno.
Enamorada. Enamorada de la lluvia.

Lluvia. Yo, sangre de lluvia
No encuentra, aún, el legendario grial que la contenga.


CON LA PIEL ESCRITA EN GOLONDRINAS

“Nadie estuvo en su ropa, en su patria, en sus raíces.
Un silencio de lobo avanzó y corcoveó por estas calles.
El terror derribó puertas y espió por las mirillas...”
Eduardo Dalter

He escrito cada una de las puertas de la que fue mi casa.
Me he escrito la piel en golondrinas.
En ojos de carbón. En turmalina negra.
Teñí la patria de trigo desgranado.

Ahora me encuentro en un país con fauces.
Atlas de desamores.
Doblo la esquina del deseo y encuentro casas, puertas.
De todas esas casas, una me ha de habitar.
De esas puertas, alguna, ha de ser la mía.
¿Se han borrado las huellas?
¿Acaso somos Hansel o Gretel?
¿Me han escondido los caminos?
¿Han huido los niños y los nidos?

¿Qué hacer con este temblor de rosedales?
¿Con estas vísceras de toro, en amarillo?
¿Con esta puerta ojival que no me nombra?

Una larga avenida y un grito, me responden.
En bermellón, en azul lirio, en jade.
En sepia. No entiendo lo que dicen.
Pero sé, con la piel escrita en golondrinas.
Que solo soy, una mas, inquilina de amores.
Y un reflejo, una foto, un espejo, de la inmortal palabra.
Poema basado en fotografías de Pedro Martínez
Exposición 2010.ESPAÑA


EXILIO

“El poema es el exorcismo ante mis miedos”

Nunca te dije que me quedé por miedo
Por un brutal. Feroz, insustituible miedo.
Coloque en tu mochila, tu jean, una foto y mi gastado miedo
Partiste en plena noche. Como un bandido.
La muerte silbaba con boca de zafiro.
Me dejaste libros, despedidas. Y el miedo, animal, impío, sanguinario.
Prefería la muerte a la partida. Pero quedó la herida. De muerte, herida.
Herida muerta. Herida miedo. Estaba en todas partes, en todas, todas.
En tu silla vacía. En la guitarra.
En el perro llorando. Lastimeramente. Lúgubre llanto mío.
En la mesa con mantel de desvelo.
En los diez mandamientos de mi manos.
En mi boca cocida .En mis ojos atados.
En el mapa de tu cuerpo en mi lecho.
Quedaron sacos rotos.
Olor a patria. Sabor a viento claro.
Tierra natal. Muertos. Crujidos.
Disparos que ahuyentan las palomas.
Te has llevado mi pena, ay mi pena.
Y has dejado la tuya. La tuya mía, corazón.
Un pedazo mío tuyo te has llevado.
Un clavel. Un malvón. Un café.
Un pájaro de bruma. Un dragón. Una tijera.

Corto la espera, sentada en el umbral.
Como ayer, anteayer, mañana, nunca.


MIEDO

“Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie te vea...
Charles Bukowski

Ya lo siento llegar.
En un rumor de pasos que adelgazan la noche.
El viento ha silbado tres veces. Ha llorado tres veces.
Tres veces lo ha negado.

Pero él avanza con su falo y su dedo, erectos.
Se acomoda en mi cama.
Me cubre con su cuerpo pesado.
Su aliento me apuñala la espalda.
Me huele, me habla, casi secretamente.
Se hunde en mí. Me muerde.
Es una enorme boca que devora la casa de mi infancia.
Los ladrillos de luna. Los racimos.
Engulle sin piedad la patria de mis ruidos impúberes.
El viento en las ventanas. Las voces sacrosantas.
El tintineo de las amapolas en la lluvia.
Y no hay barcos, ni albergues, ni barriletes nuevos.
Y las palomas migran, y los cielos y los dioses.
Solo quedan los miopes y las cucarachas.
Los paralíticos y una que otra langosta.

Y cuando bendigo la impalpable luz de la locura.
Un mendigo me acaricia los ojos y la boca.
Y lo beso, y lo tomo y lo albergo.
Trae un pájaro azul en su mirada
Me besa las yemas de los dedos.
Y me dice con su voz de cristal amargo.
Déjalo que salga... y anda.


“COSTURA”**

“Hay en tus ojeras luna diluida y olor a jazmines
y triste cantar...” Concha Urquiza

Mujer que borda silenciosamente un grito.
Grandes costurones en su alma.
No hay cura para el rostro del hambre.
Caen hilachas de estaciones en blanco.
Inclinado rostro .Inclinada su mirada baja.
Tiempos inconclusos, puntos y suturas.

¿Será Ariadna en el laberinto de Creta?
¿La costurerita que dio un mal paso?
¿Penélope que desteje mortajas?
¿María Nadie que remienda sus retazos de vida?
Se ve tan resignada, tan mansa. Tan espera quieta.
Manos nudosas con callos de denuncia.
Poco se sabe de ella. Solo que cose y piensa.
¿También le habrán cosido la boca?
¿Los oídos, las entrañas? ¿Las sierpes y los frutos?
Muy lejos...no tanto, el paraíso arde... o el infierno.
-No hay costuras en las ropas de Cristo-
Mientras tanto, las rosas no quieren ser cómplices del miedo.
Escapan por la ventana en sepia.
Un objeto torcido de deseo oscuro la vigila.
Ella no mira, no vive.
Devana lentamente el ovillo.
¿El ovillo la devana a ella?
Encadena en punto cruz sus penas.
Ensarta uno a uno sus pesares.

Tira la aguja, el ovillo y el miedo.
Se suelta el pelo. Sale del cuadro.
Pintura de Annna K Brondum Ancher.

2 comentarios:

  1. Amelia
    Entiendo tanto ese amor a la lluvia, será que algunos fuimos "hechos" cuando llovía. O peor, en plena sequía, y por eso adoramos la lluvia. La costura, que es mucho más que eso porque es bordar un grito, el miedo, todo eso que llega tanto al alma y expresan tus poemas. Preciosos.

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  2. Amelia Querida:

    Me conmueve la luz de tu palabra. Un ángel besa contigo las seis amapolas de tu nombre.
    Mi afecto y mi abrazo solidario.

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