AMELIA ARELLANO (Argentina)

BESA LAS LETRAS DE TU NOMBRE *

“..Mientras tanto
adentro mío tu mirada vive, muy intensa,
amorosa y cada vez mas pura, la beso y me despiertas...”
Marta Zabaleta

Si sientes que el mundo te ha mareado.
Y si te sientes rara .O que no cabes en el mundo.
Y que el mundo gira en tus campos desiertos.
Y no cruzan calandrias, ni sauces, ni rebaños.
Y ha partido el jardín y el jardinero.
Si sientes, como Fausto, que viven dos almas en tu pecho.
Y una tira hacia el simio y otra al homo sapiens.
Si no puedes contar, y cuentas hasta dos, acaso tres.
Y la pena no es una, ni tres, ni mil, ni cien.
Son infinitas penas .Innumerables penas.
Cáscaras de cebolla. Compleja trama.
Ovillos de serpientes. Encarnaciones.
Mortal angustia. Vidrio molido. Crucifixión.
Entonces, lirio mío. Paloma, ojo de tigre.
Mareáte con polen fecundado. Bebe.
Respira en amarillo. Vuelve.
A la cigarra, a la hormiga, a la retama.
Sé fogata. Limonero en flor. Narciso.
Párate en el brillo del puñal del miedo.
Transforma en bermellón la ansiedad de cartas que no llegan.
Deja, que te acaricie el aura de tu madera noble.
Piratea la risa, los besos y los soles.
Besa tu nombre.
Besa. Una por una, las letras de tu nombre.


SANGRE DE LLUVIA

Amo la lluvia .Enamorada de la lluvia .Soy.
En tiempos de vendimia, sabor a rocío tempranillo.
Me viene desde lejos este amor.
La he visto crecer desde las terrenales nubes.
Desde la pasión cosecha de mis padres .Tan breve .Tan violenta.
De mis manos descalzas.
De los gastados espejos de los charcos.
Desde la lágrima a detenida en mi frente.
Desde el vaso y la siesta.
A veces asemeja un hastío, un rostro repetido.
Sangre de una culebra que la anuncia.
Relámpagos iluminando los tristes palos santos.
Estruendos parados en los postes.
Alguna vez no llega.
Se aleja en pasos furtivos con los álamos.
Otras, cae en los techos de chapa, se posa en el vidrio sin ventana,
Baja las pendientes de barro.
Besa los pies al niño que no ve la luna.
Camina hasta llegar a los villorrios fundados a la vera del río.
En los rieles .El tren se va con ella. El hambre queda.
Capa pluvial que se evapora.
Amores y risas en enero.
Crueles vestiduras del invierno.
Desborde.
Quiere parar su caminar de agua y no puede.

Roca y valle. Paraíso e infierno.
Enamorada. Enamorada de la lluvia.

Lluvia. Yo, sangre de lluvia
No encuentra, aún, el legendario grial que la contenga.


CON LA PIEL ESCRITA EN GOLONDRINAS

“Nadie estuvo en su ropa, en su patria, en sus raíces.
Un silencio de lobo avanzó y corcoveó por estas calles.
El terror derribó puertas y espió por las mirillas...”
Eduardo Dalter

He escrito cada una de las puertas de la que fue mi casa.
Me he escrito la piel en golondrinas.
En ojos de carbón. En turmalina negra.
Teñí la patria de trigo desgranado.

Ahora me encuentro en un país con fauces.
Atlas de desamores.
Doblo la esquina del deseo y encuentro casas, puertas.
De todas esas casas, una me ha de habitar.
De esas puertas, alguna, ha de ser la mía.
¿Se han borrado las huellas?
¿Acaso somos Hansel o Gretel?
¿Me han escondido los caminos?
¿Han huido los niños y los nidos?

¿Qué hacer con este temblor de rosedales?
¿Con estas vísceras de toro, en amarillo?
¿Con esta puerta ojival que no me nombra?

Una larga avenida y un grito, me responden.
En bermellón, en azul lirio, en jade.
En sepia. No entiendo lo que dicen.
Pero sé, con la piel escrita en golondrinas.
Que solo soy, una mas, inquilina de amores.
Y un reflejo, una foto, un espejo, de la inmortal palabra.
Poema basado en fotografías de Pedro Martínez
Exposición 2010.ESPAÑA


EXILIO

“El poema es el exorcismo ante mis miedos”

Nunca te dije que me quedé por miedo
Por un brutal. Feroz, insustituible miedo.
Coloque en tu mochila, tu jean, una foto y mi gastado miedo
Partiste en plena noche. Como un bandido.
La muerte silbaba con boca de zafiro.
Me dejaste libros, despedidas. Y el miedo, animal, impío, sanguinario.
Prefería la muerte a la partida. Pero quedó la herida. De muerte, herida.
Herida muerta. Herida miedo. Estaba en todas partes, en todas, todas.
En tu silla vacía. En la guitarra.
En el perro llorando. Lastimeramente. Lúgubre llanto mío.
En la mesa con mantel de desvelo.
En los diez mandamientos de mi manos.
En mi boca cocida .En mis ojos atados.
En el mapa de tu cuerpo en mi lecho.
Quedaron sacos rotos.
Olor a patria. Sabor a viento claro.
Tierra natal. Muertos. Crujidos.
Disparos que ahuyentan las palomas.
Te has llevado mi pena, ay mi pena.
Y has dejado la tuya. La tuya mía, corazón.
Un pedazo mío tuyo te has llevado.
Un clavel. Un malvón. Un café.
Un pájaro de bruma. Un dragón. Una tijera.

Corto la espera, sentada en el umbral.
Como ayer, anteayer, mañana, nunca.


MIEDO

“Hay un pájaro azul en mi corazón que
quiere salir
pero soy duro con él,
le digo quédate ahí dentro, no voy
a permitir que nadie te vea...
Charles Bukowski

Ya lo siento llegar.
En un rumor de pasos que adelgazan la noche.
El viento ha silbado tres veces. Ha llorado tres veces.
Tres veces lo ha negado.

Pero él avanza con su falo y su dedo, erectos.
Se acomoda en mi cama.
Me cubre con su cuerpo pesado.
Su aliento me apuñala la espalda.
Me huele, me habla, casi secretamente.
Se hunde en mí. Me muerde.
Es una enorme boca que devora la casa de mi infancia.
Los ladrillos de luna. Los racimos.
Engulle sin piedad la patria de mis ruidos impúberes.
El viento en las ventanas. Las voces sacrosantas.
El tintineo de las amapolas en la lluvia.
Y no hay barcos, ni albergues, ni barriletes nuevos.
Y las palomas migran, y los cielos y los dioses.
Solo quedan los miopes y las cucarachas.
Los paralíticos y una que otra langosta.

Y cuando bendigo la impalpable luz de la locura.
Un mendigo me acaricia los ojos y la boca.
Y lo beso, y lo tomo y lo albergo.
Trae un pájaro azul en su mirada
Me besa las yemas de los dedos.
Y me dice con su voz de cristal amargo.
Déjalo que salga... y anda.


“COSTURA”**

“Hay en tus ojeras luna diluida y olor a jazmines
y triste cantar...” Concha Urquiza

Mujer que borda silenciosamente un grito.
Grandes costurones en su alma.
No hay cura para el rostro del hambre.
Caen hilachas de estaciones en blanco.
Inclinado rostro .Inclinada su mirada baja.
Tiempos inconclusos, puntos y suturas.

¿Será Ariadna en el laberinto de Creta?
¿La costurerita que dio un mal paso?
¿Penélope que desteje mortajas?
¿María Nadie que remienda sus retazos de vida?
Se ve tan resignada, tan mansa. Tan espera quieta.
Manos nudosas con callos de denuncia.
Poco se sabe de ella. Solo que cose y piensa.
¿También le habrán cosido la boca?
¿Los oídos, las entrañas? ¿Las sierpes y los frutos?
Muy lejos...no tanto, el paraíso arde... o el infierno.
-No hay costuras en las ropas de Cristo-
Mientras tanto, las rosas no quieren ser cómplices del miedo.
Escapan por la ventana en sepia.
Un objeto torcido de deseo oscuro la vigila.
Ella no mira, no vive.
Devana lentamente el ovillo.
¿El ovillo la devana a ella?
Encadena en punto cruz sus penas.
Ensarta uno a uno sus pesares.

Tira la aguja, el ovillo y el miedo.
Se suelta el pelo. Sale del cuadro.
Pintura de Annna K Brondum Ancher.

ANA MARÍA INTILI (Perú)

APRENDIZAJE

En nuestra infancia tuvimos problemas para escribir. Los tiempos cambian, gracias a Faber Castello, aprender es fácil. Para saber escribir, usar esta marca, sin lugar a dudas.


DESARROLLO INCLUSIVO

Hasta aquí, la tierra es del Señor, inclusive el agua del río, que también incluye… El juez de la comarca explicaba en Pachiza al ACOAGRO
Manancancho Siñor


INTERPÓSITA

Recuperado de la gripe H1N1, fue a la zapatería. Dicen que el frío entra por los pies, recordó. Pero no pudo, aun rompiendo la alcancía, no le alcanzaba. Tendré que posponer la intepósita, lamentó el ciempiés.


MINI CLASE DE EDUCACIÓN SEXUAL PARA NIÑAS DE 13 A 15 AÑOS, EN EL COLEGIO SECUNDARIO DE COPENHAGUE (CIUDAD) DONDE LAS CHICAS COMPRAN MÁS PRESERVATIVOS QUE LOS MUCHACHOS, TODO ESTO A VISTA Y PACIENCIA DE LAS AUTORIDADES EDUCATIVAS.

La profesora continuó… los condones están condonados por la deuda. El sostén ya no sostiene el cambio climático. Si cambio los senos, aumenta la talla… Suena el timbre y todas suspiran con alivio.


OBEDIENCIA CIEGA

Esta vez entré al manicomio dispuesta para escuchar la marcha de las orugas, poner la oreja en la pared para mirar a los que están durmiendo y hasta tomar los alimentos envenenados a la hora.
Mi madre –a quién obedezco ciegamente– me lo había pedido.


UN MUNDO DIVIDIDO

La anciana levantó el ojo y divisó el horizonte al momento que un pájaro alzaba vuelo agitando su ala. Estimulada comenzó a bordar las dos patas de su oveja.


VIAJERO

Era la duermevela cuando retomó el tema del viaje. Qué buena decisión la de conseguir el pasaje Debían realizarlo todas las personas de 15 años o más Irían a Saturno, planeta recientemente descubierto Allí el aire era fresco, todo lo necesario se encontraba en la naturaleza Nada faltaba en ese país ubérrimo En cuanto a los alimentos...
- Saddam
Una voz enérgica y el chirriar de la reja terminó por despertarlo
-Puede pedir su último deseo
New York, 24 de diciembre del 2006


81 NOCHE DE PAZ

Los ángeles cantan Aleluyaaa!! En Cisjordania tanques avanzan….
Noche de amooor!! Irak 231 muertos en nueva incursión….
Llega del cielo el resplandoooor!!! Bombas napalm estallaron…
Merry Christmaaas!!!

ANDREA ALVAREZ (Venezuela)

AYER

Es tu ayer
circulante inspiración
y sus retornos.

Pendular oscilante vibratorio
vas y vienes

Es mi ayer
en espiral circunspecta
-ay de mí-
imperceptiblemente

Ayer, ayer
eres como olas de mar
vas y vuelves

Y te alejas
y te advienes

Bajo semejantes aguas
el mismo lugar no es siempre.


ALIMÉNTAME TIERRA

La tierra tiene sangre,
sangre negra
y venas y piel y fruto.

El hombre
un sentido de reproducción
sobre todas sus planicies.

Pero también tiene –intuyo-
un hoyo metálico en la boca
del estómago,
hambre

y mucha soja para mitigarla.

Exquisitos manjares de hidrocarburos
al plato.


SELECCIÓN NARRATIVA

INSOLACIÓN

Afuera, la destemplada fogosidad del sol reseca las hojas de los árboles, chillan y se achicharran las piedras. En tanto, yo guarezco a las sombras de una brisa artificial que refresca mis pensamientos:

Como nunca, Ungaretti me une a la vida:
“penetrada /en mi silencio /he escrito/nunca /tan unido a la vida”.

Whitman remonta vuelos a la estima del existir que poco antes Cioran había sepultado, cortado alas, con su pesimismo insolente:

“Me celebro y me canto a mí mismo”

Las imágenes comienzan a aflorar e invaden las neuronas algunas chispas de inspiración….

De repente el silencio ha hecho escala en otro lugar:

alguien habla,
suena el teléfono,
tocan la puerta.

Un perro ladra
desaforadamente.

Vuelve la calma.

Ahora, en mi cercana territorialidad, invoco desmoralizada los fecundos silencios de la casa de Yolanda Pantin:

“La palabra a golpes desprendida. /Volcada de revés. / La calma es un minuto”.


Pero el largo y tendido alarido de un niño, más parecido al llamado de tarzán, los desgarra.

Salgo de mi escondite, encaro al sol inclemente, a las hojas resecas, al chillido de las piedras chamuscadas y también grito…. ¡Déjenme escribir!

Finalmente, el silencio se ha derretido al sol al igual que mi inspiración.


EL FORASTERO DE RIO BAJO

La curiara había volcado y se alejaba con la corriente sin rumbo fijo. Mientras, los brazos de la anciana se agitan por sobre las masas de agua que la tragan, voraz, sin misericordia.

Todo estaba bien hasta que llegó el viajero, un hombre venido de ninguna parte que miraba de lado y caminaba con el pecho inflado como pavo real. Jaina había quedado prendada de él, por sus maneras complacientes y solicitas que, no en pocas ocasiones, proveía a la muchacha.

— No te quiero ver más con ese hombre. —Le había dicho su abuela días antes.
—Pero abue, si no lo conoces. El me habla de la ciudad, de todo lo que desconozco por vivir aquí, aislada en este monte. No puedes obligarme, lo sabes.
—No te voy a obligar a nada, estas a mi cargo desde que murieron tus padres y es mi responsabilidad cuidarte. Por eso lo hago. Y —agregó rotundamente—, ¡no verás más a ese hombre!

Días después, el viajero había desaparecido misteriosamente. Al poco tiempo hallaron, lo que muchos suponían, su osamenta encallada en las riberas del río.

Todo habría quedado allí si Jaina no hubiera escuchado la conversación de su abue
con uno de los hombres de pueblo.
—¿Y al final qué quería ?, ¿saber sobre el camino a las minas?
—Así es —le contestó el hombre recostado de una de las vigas del ranchon—, creo que era lo único que le interesaba. Luego, todo fue más fácil. Lo subimos a la curiara haciéndole creer que lo llevaríamos al camino de las minas y a la mitad de Río Bajo le dimos un empujoncito.
—Teníamos que hacerlo —prosiguió la vieja —, ese menesteroso se estaba burlando de mi nieta, lo único que buscaba era sacarle información. No podía permitirlo.
—¿Y usted, cómo lo supo? ¿Se lo dijo Jaina?
—Yo los escuché, le hacía preguntas sobre el lugar de donde sacamos el oro. Por supuesto, Jaina no se lo dijo porque no lo sabe, pero yo me di cuenta de sus intenciones. Luego ella misma me preguntó. Allí me dije, este hombre es más peligroso de lo que parece y decidí hablar contigo
—Hizo bien, ahora tenemos un problema menos.
—Dos —respondió la vieja sagazmente, — ya no podrá perjudicar a mi nieta.

Jaina debió contenerse para no salir y enfrentar a su abue, después de todo, que derecho tenia si todo lo había hecho por ella y ahora la convertía en asesina. Su reacción fue caminar hacia la costa del río, subir a la primera curiara que descansaba sobre las aguas y comenzar a remar.

Al alejarse, un hombre desde la orilla le gritaba para que volviera con su embarcación.

Las voces llegaron hasta la casa de la anciana quien corrió a la margen del río para ver como la canoa con su nieta en ella se alejaba bajo el calor inclemente y los vaporones de las aguas.

—¡Nos escuchó! —gritó al hombre con el que había estado hablando segundos antes—seguro nos escuchó.

Desesperada, corrió por la orilla del río y tomó otra embarcación. Como pudo, la arrastró hasta las aguas y comenzó a navegar en dirección a la barca que llevaba a Jaina

—¡No haga eso! —Quiso prevenir el hombre, —hace mucho que usted no navega, ni tiene fuerzas para dominar la embarcación.

La advertencia llega tarde, el hombre intenta detenerla; pero ya la curiara ganaba velocidad entre las curvas pronunciadas del río y se dirigía vertiginosa hacia la parte más peligrosa de Río Bajo. En su acelerado recorrido golpea fuertemente contra troncos y rocas. Se acerca y aleja de la rivera en loco vaivén. La embarcación donde viajaba Jaina desaparecía en el horizonte, cuando la de la vieja da una voltereta en el agua y ella queda atrapada entre el casco y la profundidad del río. La desdichada comienza a agitarse, a buscar la superficie desesperadamente. Sus miembros se agitan como si pretendiera nadar, apenas flota.

Estas sacudidas, el calor asfixiante, la falta de alimento que suele azotar la zona durante los veranos intensos, hacen que las hambrientas pirañas deseen formar parte de la escena.


EL SONAJERO

Siempre al pasar por esta calle y mirar al patio de su casa, él levanta la mirada deja de jugar a la pelota y huye como si le asustara mi presencia.

La última vez me quedó la intención de arrebatarlo, de llevarlo conmigo.

Después de mucho meditar hoy me atrevo. Violo la intimidad de la morada: una silla a la que le falta una pata está atravesada en la puerta, al fondo el mobiliario desvencijado descansa sobre un piso polvoroso. Escucho mi respiración agitada y el ritmo apresurado de mi corazón hace latir las paredes de madera y latón. Un olor penetrante de aceite quemado, de frituras, me lleva a dirigir la mirada hacia el otro rincón donde un montón de platos y vasos de plásticos reposan sobre la mesa con restos de comida, al parecer, del día anterior.

Sigilosamente sigo mi recorrido. En otra habitación y sobre un catre permanecen algunas vestimentas apiladas, percibo una mezcla de olores entre humedad, sudoración y cosméticos baratos. Mas allá, empotrado entre el catre y un gran escaparate descubro una caja de madera de amplias dimensiones, me acerco y en su interior observo algunos peluches y otra diversidad de juguetes. Un sonajero con forma de oruga llama mi atención, pienso en su dueño. Lo levanto y hago tintinear suavemente. Su sonido armonioso me hace desistir.

Vuelvo sobre mis pasos y me retiro con la misma discreción con la que había entrado. Al ganar la calle, la cruzo con paso apresurado hasta llegar a la plaza. Allí el repiquetear de las campanas de la iglesia mayor se confunde con el sonar del sonajero en mi bolsillo

“Al menos el cachorro no tendrá a quien extrañar”—me conforto.

Llego a casa, coloco el sonajero sobre la mesa y comienzo a escribir.

ANNA ARENT (Polonia)

NOSTALGIA

El Gran Emperador puso a caer en la nostalgia.
Fue la primera vez que Leto pudiera dormir tranquillo.

Todo está hecho.
Los pensamientos están corriendo como locos.
Por primera vez no he sabido la resolución.

No pudo encontrarse.

En sus ojos no hubo nada,
solamente unas gotas de nostalgia
sumergidas en la inocencia.

***
todo en mi vida está relacionado con lo tuyo.
El uso de las palabras parece suficiente.
No vale la pena charlar.
La vida está corriendo demasiado para perder el tiempo.
Mejor es usar menos palabras
que abundar en el vacío.


***
En el mundo divino no hay amor.
Todos están dormidos en el sueño eterno.

Volvió a mentir.
Las palabras le fluyen maravillosas
como si la amor no hubiera tenido ningún sentido.
Pero Hiperhombre no lo tiene.


En el restaurante
En la ciudad X
Algún hombre me lleva al restaurante.
Ni él
ni yo
tenemos hambre.
Por eso miramos la muchedumbre
y discutimos del tiempo.
Una hora después
Sabemos que no hay más tiempo.
Salimos
Para morir sin saberlo.


***
Los damnificados por el tornado
ruegan por lo justo.
Gracias a Dios
ya no tienen nada.
X-ski siempre ha votado en las elecciones.
Hoy
nadie le recuerda.
Las victimas siempre tienen que empezar nuevas guerras.

***
Mi cuerpo no me interesa,
no me satisface,
es decir:
me da completamente igual.
Algunos kilogramos de la carne,
el pelo o el agua.
No hay que desear.
Dentro de algunos años
quizás
sea una comida para los seres de la tierra.


NOMBRE

Mis días son parecidos a las gotas del vino.
Debería destruir esa palabra:
es decir el tiempo-
-si no hay la nombre-no hay la existencia.

No tienes que huir
en mi presencia estás seguro. Te cuidaré
como al niño dejado en la calle.
La vista sumergida siempre en tu sombra al lado de la mía:
es algo que existe sin nombre
en el mundo de las palabras sin significado.

ARABELLA SALAVERRY (Costa Rica)

TIEMPO INSTANTE

Breve tu viaje por mi piel
breve la presencia del deseo

breve el temblor de tu mano
despertando anémonas
en la intransigente tristeza de mis senos

breve tu caricia larga
que se despoja de sí misma
para hundirme en un mar de cuchillos
afilados en la piedra del delirio

breve la presencia de un ángel negro
que se revuelca implacable
sobre mi boca de hiel
y la redime

Breve tu olor
revuelto con el olor trasnochado
de la ausencia

breve y eterno
el dibujo de mi cuerpo
floreciente en las dunas
por la gracia de tu beso

Sí, breve, muy breve tu viaje por mi piel
pero larga muy larga la herida donde aún late el deseo
Inédito


UN TANGO

La muerte se pone tacones
e insiste en bailar conmigo

Le digo que no
que aún no
que el tango se me es difícil
que el compás se escapa fácil

Le ofrezco a cambio
una partida de póker
acariciarle el pelo
o entregarle por completo
mi destino enamorado

Pero ella insiste
se viste de anaranjado
florece a la luz nocturna
y me invita, sí, insiste
para que bailemos tango
Inédito


CLÉRIGO CULPA A MUJERES PROMISCUAS

Yo sabía
que las mujeres éramos capaces de prodigios
que las mujeres éramos capaces de portentos
pero no imaginé ni siquiera presentí
que fuésemos capaces de desatar cataclismos

En Irán
país proclive a movimientos telúricos
un clérigo islámico nos signó

Ahora las mujeres “promiscuas”
es decir las mujeres que hablan
las mujeres que piensan
las mujeres que sienten
esas mujeres engendran no hijos
esas mujeres paren terremotos

Si no quieres quedar sepultado
bajo los escombros
cuida a las mujeres

Que no piensen no sientan no hablen
apenas respiren
adelántate tú sepúltalas tú
bajo los escombros de tu desatino
Inédito


PARA SEGUIR SOÑANDO

Me parece que ya no podré visitarte
acomodarme
y deshacer mi equipaje
en el paraje impaciente de tu sueño

No sé si la muerte está hecha de ese sueño
que hace estaciones en la breve eternidad
de los relámpagos

No sé si en la muerte
se vive el espacio de los sueños
o si es oscuro el sueño
borrado de sí mismo
si no hay espacio para seguir soñando

No sé si es pared hierba agua nube tormenta
un momento
cabalgando otro momento
si es luz germinal desconsuelo agujero negro
para seguir viviendo en la telaraña de otro sueño

Me parece entonces
que ya no podré aposentarme en tu sueño
y renacer en el espacio de lo que vas soñando

No me queda más que despertar
y lavarle los ojos a la muerte

Despertar con lo que quedó en mi sueño
Inédito


FRUTAL

Nací en el trópico
soy frutal sin estaciones
Me averano a pura voluntad de mis sentidos.

El cuerpo
se me llena con olor a mandarina.

Presiento en cada pecho
un sabor distinto:
el derecho es maracuyá
y el izquierdo
un leve recuerdo a carambola

en los brazos
y sobre todo en las axilas
se me refugia
un aroma a mango trasnochado.

En la curva de las nalgas
queda un resabio a guanábana madura.

La papaya se me afinca
en la redonda suavidad del vientre.
Por los muslos me sube presurosa
la presencia indiscutida del caimito
y remata en el punto exacto de mi sexo
donde presiento que convergen todos los sabores

Pero es solo en los atardeceres de mar
con el sonido de los caracoles
donde recobro la fiesta frutal
de mi presencia.
Del libro “Breviario del Deseo Esquivo”, Editorial Costa Rica, 2005


CANCIÓN DE NIÑA AFRICANA

Yo tuve una corola
tuve una flor espléndida
yo tuve una anémona
que también fue fruta de la pasión

Tuve una flor de suculentos pétalos
yo tuve una sencilla mariposa
durmiendo entre los muslos

Tuve una golondrina
Yo tuve un grillo cantando
un abejorro
tuve una tórtola
soñando entre los muslos

Pero un día
Me latió un pájaro
de desconsolado vuelo

La tradición fue navaja
de un turbulento trazo
enmudeció mi grillo
la mariposa abortó su vuelo
desapareció la fruta
la corola se anegó en mi sangre

Ahora tengo un poco de nada
muriendo entre mis muslos


NO SÉ

No sé si a vos te pasa
No sé si aprendiste de tanto silenciarte
a dejar que tu pobre piel hablase

No sé si a vos te pasa
que la piel de pronto llore incierta en su dolor
sin saber si va o si viene
enredada en el espanto de la ausencia

No sé si a vos te pasa
que la piel se brote de puro y desnudo dolor
que te hable con palabras
que se llene de sigilosas cicatrices
llore por heridas
grite en el espanto de su pena
y te revuelque en la sinrazón
de lo sentido

No sé si a vos te pasa….

CARMEN JULIA HOLGUÍN (Estados Unidos)

CELEBRACIONES PATRIAS
México 2010

Tengo un dolor aquí
del lado de la patria
Cristina Peri Rossi

Un calendario conmemorativo
con la imagen de Miguel Hidalgo
al centro,
distorsionada
intenta definir los números y los días
entre los pliegues mal planchados
después de haber cabido
en el puño cerrado de la rabia
adolorida.

En la radio,
una voz que canta, advierte que
si Adelita se fuera con otro
la seguiría por tierra y por mar
si por mar en un buque de guerra
si por tierra en un tren militar…

Entre las sombras de la tarde
el gastado ábaco de mis primeras
matemáticas
cuenta centenas en las manos
interrogantes de un cuerpo envejecido,
postrado en un sillón.

“Todo está listo
para los festejos patrios”,
anuncia un locutor animado
cuando el que canta pide:
Y si acaso yo muero en batalla
y mi cadáver lo van a sepultar
Adelita por Dios te lo ruego
que con tus ojos me vayas a llorar.

“Las importantes fechas
serán celebradas por nuestras autoridades
dando el tradicional Grito
en medio de una gran algarabía,
música, diversión y juegos pirotécnicos”,
termina aquella voz hueca
mientras mi madre
completa en un susurro:

“También
moviendo huesos”,
y se le ahogan las palabras
en el vacío
en que me respira.

“Moviendo huesos”
sollozo
con las sílabas del viento
que ondean las cortinas
de la casa,

huesos,
algunos de ellos,
que luego de desfilar por calles principales
serán exhibidos en Palacio Nacional
para ser admirados
por el pueblo;

huesos,
otros,
que nos contamos en cientos,
y terminan abonando
la tierra de nadie

huesos,
que ya sumamos miles
y se entierran
sin mayores protocolos

en archivos,
en investigaciones fantasma,
en silencios culpables,
otras estatuas,

en fosas comunes
y corrientes
porque esas incómodas
osamentas
no son de héroes nacionales,

apenas
errores de logística,
chivos expiatorios,
coincidencias lastimosas;

simple carne de cañón
que duele
como herida jamás cicatrizada
entre las horas de una madre,
bajo los escombros de tantos sueños
malogrados,
a un lado de la patria.


NADA QUE CELEBRAR

Para Itzel Aguilera, en el Bicentenario

Después del Grito,
el grito
que te persigue
y lo alcanza
y nos golpea en la nuca
y la deja de pie
en medio del espanto.

Después del Grito
el rugido
continuado,
tenaz
infinito.

Inútil,
pero inevitable
incontrolado
desgarrador
roto.

Después del Grito,
el aullido
solo
con su eco trasparente
líquido
púrpura espeso.

Estremecido
y expulsado
desde las entrañas
abatidas.

Después del grito,
el Grito
de los sordos
de los impasibles
de los cómplices

del circo complacido
con el espectáculo de los leones.


BIENVENIDA A LILY
Chihuahua, 2010

Recibimiento

Desde Colombia
Lily fue recibida
con los brazos abiertos,
vano escudo de carne,
para protegerla
de un golpe de bala.

Humor negro

Y bien, querida Lily
¿has llegado hasta aquí
siguiendo el rastro
de la metralla?

Consejos para adaptarse

Un buen plato de frijoles con chile
y tortillas de maíz
para la nostalgia de la bandeja paisa;
un tequilita para no extrañar
el guaro, el aguardiente o el ron;
además de eso
una buena afilada a la lengua
para que se defienda
cuando te la quieran cortar.

La respuesta es el amor

Me pregunto si aquella mañana
de verano
te despertó el golpe sobre la almohada
sacándole las tripas al moyote
acechante,
o la risa divertida y aliviada
de la mano amorosa
de María Elena,
después de haberte salvado,
sólo unos segundos antes,
de morir desangrada.


LITERATURA EMERGENTE
Chihuahua, México, 2010

La convocatoria
para publicar en la revista
se abría a todo aquel
interesado
en la literatura
de corte social,
en los temas
de derechos humanos,
en la visión
de los presos políticos,
en la denuncia
de la violencia de género
en la exposición
de las políticas
genocidas.

Por ello,
no era extraño
que entre las bases
se pidiera
sangrar cada párrafo,

aunque,
por otro lado,
tampoco era necesario.


CUANDO LOS OTROS SOMOS NOSOTROS

Cerramos puertas
y ventanas.
Cancelamos el teléfono
y el internet.
Tomamos vitaminas
y antibióticos.
Nos colgamos cruces
y escapularios.

Pero la sombra
entró

y nosotros
fuimos sin querer
aquellos distantes
otros
para quienes
los otros siempre
son otros
hasta que terminan
siendo
nosotros.

La respuesta
no es la negación

Hay que asumir
el cuerpo vulnerable
el alma quebradiza
que nos mira
en el espejo
y aprender
entonces
a vivir.

CON EL CORAZÓN

Para Susana Mabel Lizzi,
con admiración

Cuando mi voz alcanzó el sonido
y hubo quien escuchó
lo que decía,
el hombre que me amaba
me cortó la lengua.

Cuando mis manos grabaron palabras
y hubo quien leyó
lo que escribía,
el hombre que me amaba
me partió los brazos.

Cuando aprendí a hablar con la mirada
y hubo quien descifró
el código de mis pupilas
el hombre que me amaba
me sacó los ojos.

Casi sorda de nacimiento
con un hálito mínimo
para beber en la huida,
una noche tomé mi corazón
entre las piernas
y abandoné
al hombre que me amaba.

CRISTINA VALCKE (Colombia)

NIÑO DE LA VÍA LÁCTEA
has cruzado las estrellas
en busca de mi pecho.
Te he esperado varios siglos,
el paisaje que bordaba
fue cubriendo el mundo.
Llegas del lado de la noche,
mi leche rebosa tus labios
de mamífero inexperto.
Las ubres inflamadas
son dos lunas llenas
que gravitan a tu alrededor;
miro tu rostro llovido
y gozo la sed que calmas y renace.


LA PUERTA

En mi ciudad te hospedas desnudo
a pregonar la aurora,
traes el almizcle del origen del mundo
que se diluye en la atmósfera amurallada
por siglos de civilización y barbarie.
Mi herida es el puente que cruzaste
y todas las puertas son la noche.
Deberás aprender el oficio de albañil
para construir tú casa,
podrás habitarla mientras la terminas;
entre tanto te habrás convertido en ciudadano
y perderás la costumbre del campo abierto.
Cuando llegues a la pared de fondo
tendrás derecho a tu propia puerta,
en pos de ella,
tu ciudad.


JERIGONZA

Hablas el lenguaje de las almas,
tu voz anima la piedra
la ventana
el tiempo del hastío
y a mi corazón, Ícaro triste.
Las palabras que te respondemos
no logran consonar;
pronunciamos caracoles sin eco,
las maternales aguas están presas
entre las agujas del hielo.
Pero no callas,
tus sílabas atemporales rechazan la historia,
salomas tu jerigonza
mientras presiento la nave de los espíritus libertinos
vagando por los espacios de la casa.


DE LUCES Y SOMBRAS

Tu sombra está aprendiendo a caminar,
la persigues curioso por los andenes.
Junto a tu silueta de niño se alarga oscura la madre,
confías.
En adelante, sabrás que sólo son fiables
los que proyectan su oscuridad.


LA CAÍDA DEL ÁNGEL

Aún no abandonas el rostro de los ángeles,
has navegado el otro lado del hombre,
tus rutas se pierden entre las luces citadinas
y los agujeros del cielo.
Eres inocente: virtud de quien conoce el secreto,
todo es como es,
invariables los espejos reflejan el presente,
hemos confundido tu carne nueva
con la ingenua mirada del que empieza…
Nos sabes como sólo Dios.
Nosotros no atinamos a descifrar
este entreacto de tu caída libre
y la mutación de las alas,
pero presentimos tus dos flechas
en la crucifixión del tiempo.


VISIÓN NOCTURNA

Los ojos no tenían el hábito de mirar.
Así fue en el principio,
las tinieblas eran un modo de existencia,
la visión ocurría en la totalidad del ser.
Cuando la luz se hizo,
los músculos visuales retiraron el hollín,
límpido el frente tuviste que juntar palabra y gesto.
Ante tu mirada novicia se obstinan los rostros,
cada uno persigue más allá de su reflejo
la redención de otros seres,
el encuentro plural,
posible sólo por la huella aún fresca
de tu noche.


CORDÓFONO

Resides en mi casa
la casa es un accidente de ciudad
esta ciudad ríe por los metales de tu risa.
El centro es el cielo adentrado en el patio
y los muros repetidos que acorazan al hombre
modelan la caja de resonancia.
Tu canto viola los cerrojos del tiempo.


EL JUEGO DE DIOS

Los objetos caen
en una lluvia incesante
y vuelven a tus manos
por el favor de otras manos.
Su periplo renueva el mundo,
el movimiento de las esferas acontece
en esta exigua habitación.


SABBAT

Te desmayas en mi antebrazo
con la tranquilidad de quien merece el sueño.
Tu caída ha sido el itinerario de la creación,
ahora es Sabbat.
El sol ha madurado mis carnes y la cosecha se pierde,
ungiré con néctares de mis frutos tu cabeza
y trataré de reinventar la danza.
Una nueva Salomé emerge en la era de la prosa,
nada importa el bramido de la ciudad,
debo asentar mis pies desnudos
sin llegar a despertarte.
Soy la favorita del rey,
mis deseos han sido cumplidos,
tu corona es mi brazalete
y tus sienes se aduermen al fluir de mi sangre.
Descansa,
la obra ha sido creada.


CUATRO RÍOS

A la tierra le han robado sus muertos,
los sientes desfilar junto a tu barca,
ningún temor se adueña del espíritu del remero.
Has navegado los ríos del paraíso,
eres diestro en las aguas,
cuando las lágrimas desbordan las vías,
tu casa cruza el vecindario
y transporta la simiente del mundo
a una región sin historia.

Amanece en tus cuencas,
es la aventura del boga contra la corriente.

DOLORS ALBEROLA (España)

PUELLAE GADITANAE

Recuerdas, Lepidus,
todas las sinfonías, las palabras,
las veces que han llegado a tus ojos con tules
todas las danzarinas del amor
y te han ido mostrando sus perlas, sus delgados
cabellos orbitando sobre sus ojos tenues,
labrados en la cara
como labran en mármol las leyendas
de ágiles guerreros como tú.
Recuerdas sus cinturas tal arpas que, tañendo,
eran notas curvándose, removiendo tus labios
y los verdes laureles que brotaban
de tu vientre en la noche.

Pero las danzarinas eran cada una la misma,
pero las danzarinas todas,
siempre con la nostalgia de gustarte,
pero las danzarinas siempre
se sabían tu nombre,
pero las danzarinas siempre
bailaban con las sierpes del amor
enroscándose, adustas, en sus pechos
hasta llegar a hacerles cavernas en la sangre,
hasta llegar a alzarles con el amor los pasos
de aquella interminable geometría, del baile
que las iba dejando, exhaustas, a tus pies.

Yo sé que no recuerdas el nombre, el pergamino
de la joven que abría sus brazos y eran fronda,
de la muchacha de ónice que mostraba su piedra
para que tú pulieras su oscuridad recóndita,
para que tú escribieras en ella tantas sílabas
que se dejan grabadas para siempre,
para que tú anotaras
aunque fuera la estela de tu amor.

Yo sé que la miraste,
que la viste envolverte con el velo
mistérico que llevan las mujeres que nunca
pudieron dar sus nombres,
aquellas que tenían patronímicos
como hijas del fuego o de la sombra,
aquellas que añadían al silencio
su cualidad de amantes, las que no respondían
si las llamabas Libia o Gaia o Plubia o Sexta,
porque su nombre era solamente tu nombre.

Yo sé que tú recuerdas, Lepidus,
la vítrea geometría de sus pasos,
el colorido alegre de su gesto,
el vaporoso traje que esparcía
cuando la contemplabas desde el amplio
triclinium. Ella era
una mujer tallada en maderas oscuras,
una mujer desnuda sólo para bailarte,
una mujer que hacía de la música un alto
sacrificio, clavándose
en su silencio el nombre que llevabas.

Yo sé que tú la hubieras llamado también Appia,
Numeria, Tita, Publia,
pero nunca Agelasta, Atella, Audens, Caeca
y ella ya estaba ciega
cuando giraba ciega
ofreciéndote ciega
en sus volutas todo
el incienso y su vida.


ENFRENTE DEL MUSEO

Existen esas calles en las ciudades, rotas,
donde el viento parece llegar de otros inviernos
que ya fueron el mismo a través de los años.

Delante de la piedra que circunda el museo,
en aquella plazuela moteada por árboles
se alzó un viejo patíbulo. Allí murieron todos
los que ceden sus voces a la noche.
No quiero dar más datos del palacio derruido
que se abre en las fronteras de la plaza,
solamente que un friso
de leones y lanzas lo recorre
todavía ciñendo, ya en su altura,
el vacío interior donde crece la grama.

Se oyen voces, mujeres enlutadas gritando
con sus faldas negruzcas de hollín y niños sucios
lanzando piedrecillas con sus pies
mientras tanto sus padres vociferan y aplauden
la muerte de un gañán
que llevaron allí sobre un burro famélico.

Sonaron los redobles de cajas destempladas
y los encapuchados amarraron al reo
las dos manos, sentándolo en el madero justo
para llegar su cuello hasta el tornillo.

Se oyen voces aún en esas calles sordas
que bajan a las plazas oxidadas.
La luna, displicente, levanta sus encajes
contra las hojarascas que levitan,
ajenas al tumulto que se sigue acercando
desde esos otros tiempos, esos otros inviernos,
esas otras costumbres de aniquilar la vida
y yo veo allegarse, oscuramente intruso,
ese tropel de gentes que repiten
la misma ceremonia cada noche.

Cómo borrar aquellas pisadas, los tambores
con sus cueros flojísimos, las argollas, la angustia,
la muerte que disfraza cada vez sus esbirros
y cae lentamente, mientras la luna, impávida,
sigue acariciando
las nocturnas caléndulas que crecen en los ojos.


TORSO ANÓNIMO

Se parecía a ti aquel torso tumbado
entre las aspidistras y los pies de los sauces.
Aquel invierno todo, se parecía a ti,
hasta la lluvia aquella enramándose lenta
por las lentas riberas de los charcos.
Aquel invierno todo tenía tu textura,
los mármoles, las bellas vasijas ya deshechas,
los resecos laureles coronando
las ilustres cabezas y los pozos.

Todo iba anunciándote,
como una lenta calle
que va alzando sus casas, sus balcones,
sus atrios ateridos. Las colmenas
dejaban escapar abejas con tus ojos,
repletas sus mil patas de miel, de tus inciertos
labios que eran de cera. De todo aquello iba
elevándose el cuerpo,
desnaciendo la nada de tu sombra,
envolviéndose el tiempo.

Se parecía a ti, aunque desnudo, era
la misma forma altísima
de llevar tú la ropa, la misma piedra blanca
de dibujar tu gesto,
la misma arboladura de tus piernas,
el mismo pedestal de tu sonrisa. Acaso
sólo fuera distinta la inscripción
que, ya medio borrada, parecía
querer gritar tu nombre
entre aquellas arcadas de piedras inclinándose
hacia aquel corredor de columnas, de losas,
rectangulares losas que se alzaban
apenas sin poder, recortadas por esas
manos que tiene el tiempo,
por esas uñas secas de los siglos
que las viene arañando en su textura.

Yo me hubiera sentado delante de aquel torso,
me hubiera perpetuado en la delgada
sensación que se iba clavando en mi costado,
me hubiera detenido para siempre en su piedra,
pensando que, ya siempre, estaría en la tuya,
pensando que, ya siempre, me quedaría en ti,
pensando que, ya siempre, se detendrían todos
los calendarios, siempre, los vientos detenidos,
siempre la misma lluvia hiriéndose en tu espalda,
cortándose en tu espalda, muriéndose en tu espalda.

Aquel torso tenía,
la fuerza inmemorable de todo un coliseo,
el salvaje jadeo del león,
el quejido del público, ya muerto,
que llenaba las gradas.
Aquel, tu torso, el mismo
que ahora veo cruzar mi memoria y la niebla.


RECUERDA

Te dije:
-Seguiré a tu lado. Soy perra
fácil de contener. No preciso automóvil.
No arriesgo en las subastas.
No te exijo un chalet. Si me pones collar,
desecha los metales de alcurnias elevadas.
Vivo semidesnuda. La calle no me gusta,
me conformo teniendo algún balcón
donde colgar el tedio. Mi escritura
no es fi ngida y antiguos
palimpsestos descubren mi apetito.
Sólo soy una perra
exigente en los huesos:
Son duros de roer los escritos de Homero.
Los versos de Kavafi s me dejan con hambruna.
Regurgito el placer cuando leo a Szimborska.
Debajo de las losas y las alas,
escarbé en el deseo de Cernuda.

Te dije:

-Ven conmigo.
Repliégate a mi lado y miremos al mundo.
Esta vida de perros me despierta la líbido.
Husmearé en tu vientre por si encuentro
un poema de Safo o de Virgilio.


REFRANERO DEL CAN

El poema es el mejor amigo del hombre.
Detrás de un gran poeta existe un perro.
París bien vale un ladrido y Edith Piaf es la luna.
Hasta mayo, no te rasques el verso.
No sólo de la gramática vive el hombre.
Más vale canto en mano que aullido en los bares
de la vida.
Vine, mordí y vencí. Vino, lamió y triunfó
-el hueso estaba echado-.
Las autoridades solitarias advierten
que la vacunación puede dañar, terriblemente,
a la poesía.


TEORÍA DEL ESPANTO

Pobres perros.
Hacinados viajan, caras sucias
entre fardos inútiles.
No les cabe en los ojos la mirada,
saben la libertad como una presa
que se escapa y no logran arrastrar el paisaje.
Pobres perros con sed;
agarran a sus hijos, los aprietan, los miran,
sin poder escapar.
Otros yacen, ya muertos, olvidados de sí,
desconociendo al dios, ignorando los rezos.
Pobres perros, transidos de dolor y cansancio,
babeantes, desnudos, deshechos hasta el fi n,
abominados, fl acos
-son galgos al fi nal de su carrera
y el que les grita tiene su muerte calculada-.
Y no pueden correr,
sustraerse a las garras de su amo,
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saltar las alambradas, no ser víctimas.
No pueden renegar de la barbarie
ni arrancarse las marcas de su piel.
Se les salen los ojos mirando al horizonte,
caen contra las piedras extenuados,
sus costillas parecen la carne que no tienen,
atienden a las órdenes del que aúlla, gimiendo.
Pobres perros judíos, allá en Austwich,
el negro cementerio del poder de un idiota.


CAVE CANEM

Aprendí a hablar temprano, con el primer hueso.
Despertó mi penuria,
casi al tiempo, de amar la libertad.
Cuidado con el perro –CAVE CANEM-,
porque es animal carente de conciencia;
sólo él es capaz
de arrojarse a la tumba de su dueño
cuando este fenece. Sólo él,
al pie de los amantes esculpido
por nobleza y lealtad. Cuidado,
sus palabras no son edifi cantes,
puede morder, replica
al sentir que le allanan territorios.
Vierte mordacidad, es un poeta,
está loco de luz, es noble, si lo pisas
suele lamer los pies. Ninguneado,
habita las cavernas de la sombra,
suele andar con Platón, lee a Plotino,
su caseta está siempre sosegada.
Cuidado,
¿no leéis el letrero que grita CAVE CANEM al
entrar en la casa de la Literatura?


RETRATO DE MUJER

Ella había crecido
bajo el pilar del templo y la armadura.
Sabía de las eras que no eran,
de las brujas quemadas en Salem,
de Galileo ardiendo como un sol gravitado,
de Servet con la sangre vertida en la quietud.
Ella había cantado
al sol, como quien tiende un brazo.
Sabía de mujeres en mezquitas de higiene,
lavando su colada y de las cosas
que una guerra dejaba calcinadas.
Sabía de caer –cada peldaño, un rictus
de pecado en el rostro,
en la falda naciente de belleza,
en el encaje hostil de los pezones,
en los labios que gritan por poseer más labios–.
Sabía de esplendores
en las yerbas marchitas de los cines.
Sabía de esa escena en que Sacco y Vanzetti
cruzaban el vacío de la historia.
De lo que nunca debe tocarse con los dedos.
Ella había crecido y añoraba
poder plegar sus alas contra un cuerpo.

GIOCONDA BELLI (Nicaragua)

A todas mis hermanas, las mujeres del mundo, en su día.

CANTO AL ESTRÓGENO

Todavía es el tiempo de la desigualdad
de la mirada torva, el grito y la mano alzada
el ojo de la mujer soporta y graba en sus pupilas
la iniquidad
¿de dónde llega esta violencia
a las costas de estos brazos
acostumbrados a la caricia y al acurruco?
¿Qué es lo que en nosotras despierta al lobo
que aún habita en las entrañas del hombre,
esa furia ciega que no detienen súplicas, razones
o la memoria del primer rostro acogiéndolos a la vida?
Nuestra belleza, la abundancia, la generosidad
de curvas y pechos,
la piel suave,
¿qué esconde en su frágil envoltura
que así provoca en ellos la saña y la muerte
la violación y el rapto?
Cantemos, hermanas, por quienes así
se pierden de nosotras
y no pueden consigo mismos
Los que temen el estrógeno de nuestras entrañas.
Crecemos.
Los vemos achicarse en su temor.
Nuestro instinto busca arrullarlos como niños
Ofrecerles el perdón de los adultos
No queremos más que midan su estatura
midiéndose con nuestra sumisión
No queremos que apuntalen su nombre
sobre nuestra obediencia.
Como si vieran llegar un ejército enemigo
se atrincheran en sus vanas certidumbres gastadas
Una marejada de embistes y golpes
lanzan contra nuestros reclamos
Hacen escarnio de nuestras luchas por decir basta
por plantarnos en el suelo
y enderezar la espalda.
En tanto nosotras avanzamos como un río
las hormonas encontrando su cauce
Somos el agua fuerte
que se sacude las lágrimas inútiles
y se despoja del cansancio de llorar.
Ya miles hemos alcanzado la costa
Nos contamos por centenares
Descalzas, dejamos nuestras huellas en la arena
nos tomamos el territorio negado.

Ahora venimos a la vida con el desafío y la desobediencia en la boca
Rechazamos los mandamientos
con que en nombre del amor y el parto nos sometieron.
Anfibias
a contracorriente entre el agua y la tierra
mucho tiempo ya nos ocultamos
en las grutas quietas
de la domesticidad y el silencio
Pero aún con el agua al cuello
no nos ahogamos.
Ahora nos alzamos con caballitos de mar en las manos
Cantando y vociferando
Deshaciendo gozosas
el muro que alzaron para separarnos.
Cantemos hermanas
No paremos de cantar
Sea su violencia la prueba final de nuestro avance
cicatriz guardada en nuestra múltiple piel
Las sirenas han recuperado las piernas.
Andaremos, andaremos, andaremos
Lavaremos el mundo
con el agua viva
de nuestra dulce, redentora, tenaz,
mansedumbre
Para sanarlo
Para que sobrevivamos.


CUMPLEAÑOS

Pluma en mano
te convido, papel,
a esta celebración
del día en que nací.
No imaginé llegar aquí.
Pensaba que moriría joven
-una muerte heroica y memorable-
Ahora contemplo
con el cuerpo y la mente enteras
la madurez de mi imaginación
Y me felicito por estar viva
y por la vida
pues no ha sido menor el heroísmo
de haber llegado hasta hoy
con la sonrisa desplegada
y el mismo ardor en el pecho.
En el espejo mis ojos ríen
con la misma risa de antes
más joven quizás en su sabiduría
y en el no arredrarse.
Por experiencia sé
que no hay crujir de dientes
cuando una toma lo que viene
para el aprender
y el constante rehacerse
el desafío a las amonestaciones
de quienes han hecho cuanto han podido
por empequeñecernos.
Grande estoy y contenta
por mis años
cada uno de ellos ha puesto en mí
lo que soy.
Saludo la acumulación de tiempo
en mi pelo, en mi cara, en mi cuerpo.
¡Vengan más horas, más años a mí!
Aquí los espero
sin miedo.


8 DE MARZO

Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres,
¡Qué poco es un solo día, hermanas,
qué poco, para que el mundo acumule flores frente a nuestras casas!
De la cuna donde nacimos hasta la tumba donde dormiremos
-toda la atropellada ruta de nuestras vidas-
deberían pavimentar de flores para celebrarnos
(que no nos hagan como a la Princesa Diana que no vio, ni oyó
las floridas avenidas postradas de pena de Londres)
Nosotras queremos ver y oler las flores.
Queremos flores de los que no se alegraron cuando nacimos hembras
en vez de machos,
Queremos flores de los que nos cortaron el clítoris
Y de los que nos vendaron los pies
Queremos flores de quienes no nos mandaron al colegio para que cuidáramos a los hermanos y ayudáramos en la cocina
Flores del que se metió en la cama de noche y nos tapó la boca para violarnos mientras nuestra madre dormía
Queremos flores del que nos pagó menos por el trabajo más pesado
Y del que nos corrió cuando se dio cuenta que estábamos embarazadas
Queremos flores del que nos condenó a muerte forzándonos a parir
a riesgo de nuestras vidas
Queremos flores del que se protege del mal pensamiento
obligándonos al velo y a cubrirnos el cuerpo
Del que nos prohíbe salir a la calle sin un hombre que nos escolte
Queremos flores de los que nos quemaron por brujas
Y nos encerraron por locas
Flores del que nos pega, del que se emborracha
Del que se bebe irredento el pago de la comida del mes
Queremos flores de las que intrigan y levantan falsos
Flores de las que se ensañan contra sus hijas, sus madres y sus nueras
Y albergan ponzoña en su corazón para las de su mismo género
Tantas flores serían necesarias para secar los húmedos pantanos
donde el agua de nuestros ojos se hace lodo;
arenas movedizas tragándonos y escupiéndonos,
de las que tenaces, una a una, tendremos que surgir.
Amanece con pelo largo el día curvo de las mujeres.
Queremos flores hoy. Cuánto nos corresponde.
El jardín del que nos expulsaron.


POTPURRI POÉTICO

He oído la lengua de mis antepasados en sueños.
He visto sus figuras en habitaciones confusas
que solo puedo nombrar con el habla ajena
de quienes para siempre los confinaron
a la región de las sombras.
No entiendo sus palabras
pero en los sueños se alargan como palmeras
brillan como las plumas del Quetzal.
¿Cómo habrán sido los mercados en Tenochtitlán?
el pregón de los vendedores de penachos de papagayo,
la voz de la mujer ofreciendo quequisques o yuca
la sombría voz del vendedor de papas?
¿Con qué palabras sonando a río o aguacero
se declararían el amor el héroe del juego de pelota
y la muchacha dulce con las cestas de jipijapa?
Las palabras de los pueblos se parecen a sus montañas
y a sus lagos
se parecen a sus árboles, a sus animales.
¿Cómo sería la lengua que hablaría de los ceibos
y los jaguares
de la luna incandescente y ecuatorial
de los volcanes erectos?
He oído la lengua de mis antepasados en sueños,
en habitaciones confusas que sólo puedo describir
con la lengua del despojo.
Este país me somete a su pasión, a su locura
a la droga de tardes incendiarias
donde volcanes caminan horizontes abajo
sin que nadie los detenga
Este país suda sus mediodías luminosos
para que yo crea en la torva perversidad de su belleza,
para que no levante el sudario resplandeciente de sus paisajes
y vea a la muerte traficando huesos bajo mis narices
Embadurnada de lágrimas me tiene este país
Sale la luna alfanje a descabezar luciérnagas
los grillos cantan notas de sopranos imposibles
Los vientos alisios revientan olas invisibles en mi balcón
Pero ya no hay belleza que me engañe
ni arrullo que me haga dormir
Qué suerte la tuya de estar muerto Carlos Fonseca
que suerte que la tierra te proteja y te ciegue
que ningún Nazareno impertinente pueda decirte ya
Levantate y Anda
que sea sólo poesía la frase de Tomás
de que sos de los muertos que nunca mueren.
En el Motastepe la grama borra las siglas del FSLN
pero es más lo que se ha borrado, mucho más
la ceniza de tantos sueños se alza hoy en espirales
sobre el verdor siempre igual y feroz de Nicaragua
pero también es algo más que los sueños
lo que se ha hecho humo
lo que ha muerto y a diario nos persigue con su olor a carroña.
¿Dónde escondo este país de mi alma
para que nadie más me lo golpee?
Nicaragua herida sangra lodo
por las llagas abiertas de su corazón
¿Quién te sanará país pequeño?
¿Quién te protegerá?
¿Quién te cantará una canción de cuna para apaciguarte
para que volvás a tener fé
y te alcés sobre azules montañas
a divisar el horizonte?
Mi tierra de fuego y agua
oigo tu voz ronca de país endiablado
Shhhhhh, cállate ya paisito cansado de llorar.
¿Quién le canta una canción de cuna a Nicaragua?
Empecemos. Hagámoslo todos.
Hagamos la claridad
en este nuestro país
suelto en llanto.
Dormite Nicaragua
Dormite mi amor
Dormite paisito
de mi corazón.


EL ALMA QUE NO AMAINA

Asomada a mi garganta
contemplo la selva de mi interioridad
azotada de viento,
erosionada por múltiples inundaciones.
Dicen que el tiempo lima las protuberancias del alma,
igual que el agua de los ríos torna en suave mejilla
el contorno de las piedras.
Que la memoria aprende a ojos cerrados el inmutable perfil de las riberas
y un día de tantos se llega al final del asombro,
a la intuición certera de lo impredecible.
Pero yo no parezco encontrar certidumbres en la madurez.
Cuando mis ojos penetran en el follaje del pecho
donde se agazapa mi corazón
las veredas holladas una y otra vez por mis pasos
son como el pasto lleno de tigres de Rousseau.
Humedades, estaciones imprevistas
atizan la floración de selvas inmediatas
y árboles sin experiencia
ingenuos escaladores del cielo
batallan rama a rama por un claro
desde donde asomarse
al lugar que vislumbraron
cuando soñaban germinar.
No presiento en mí el instinto migratorio
apartándome de estos bosques fecundos
donde las experiencias se acumulan cual trozas
olorosas a detritus;
donde la mano del huracán me abate con palmeras
y no hay otra manera de enfrentar a los insectos
que la desnudez.
De tiempo en tiempo pienso en terrazas frente al mar
donde sentarme a envejecer
pienso en la visión de las copas de los árboles,
percibida en el silencio.
Pero los tucanes y oropéndolas
el jaguar y el ocelote
lo primitivo y salvaje que ha quedado sin revelar
esgrime su irresistible tentación tras la tersa ilusión del horizonte.
Viajera en pos de lo profundo e ignoto
Mujer con el alma agujereada por los colibríes
desecho la memoria del desván donde guardé escudos y encantamientos
para proteger esta piel vulnerable al rasguño
y abrazo vociferante y temblando
el huracán, el tornado, la tormenta.
Desde la espesura de mis pulmones
reclamo sin arrepentimientos
la carne viva, las llagas
el ojo sin miedo
de la juventud.


CALMA EN MEDIO DE LA TORMENTA

Calma en medio de la tormenta
Calma.
Permití que tus manos
encuentren sus reptiles ancestros
para que se deslicen
como serpientes
por la profunda espesura de mi pelo.
La cúpula de mi templo
es el ámbito que encierra
la sacrosanta arca de la alianza.
Mis orejas, los minaretes
para los cánticos más húmedos
de tu lengua.
Invertí el orden.
De arriba abajo
Hacé tu camino de ladrón
descendiendo desde la bóveda
colgado de la más larga de mis pestañas.
En el tobogán del cuello
deslízate como el sabio que busca inútilmente
la cuadratura del círculo
y lanzado fuera de vos mismo
recorre el valle tenso
que cruza entre mis dos pechos.
En el cenote de mi ombligo
deposita un beso mercurial
que se enrede por los laberintos hondos
por los que se llega a la misma memoria
del vientre de mi madre.
De allí en adelante
déjate guiar por la locura
por la avaricia de tu paladar
por tu vocación de explorador
en busca del Centro de la Tierra.
Se el minero que a tientas
descubre las vetas de sal
que el mar olvidó
en las cuevas femeninas
donde la vida tiene su refugio.
Aférrate a la húmeda rosa de los vientos
más poderosa que los huracanes del Caribe
o los maremotos del Pacífico.
Calma tu sed y tu furias en mí
En el fondo de musgo y algas
que gimiendo te devuelve
a la breve, eterna, seguridad
del paraíso perdido

GLORIA DÁVILA ESPINOSA (Perú)

VUELCOS

Hay un vuelco sin fin,
amando sus instantes
que no me tiene sino
rondando sus esquinas
que va tras mis pies y
me arranca el corazón con sus garras
que son infinitas penumbras
que trasvasan mi alma en llagas
repleta de espinas y abismos negros en su polvo
filtrando en mi esencia desde antiguo
sulfuro y magma de soledades.

Hay una lluvia sin fin, que corre por mis fauces
cual saeta de ácidas hieles para mi éter
fragmentándola en una y cien mil
anquilosando mi dolor en alforjas de pieles curtidas de tu ausencia
que vienen y van, que llevan entre sus lanzas
miradas llagadas que son siglos de quebranto
que hace toda una eternidad golpeteo sin fin.

Hay un sentimiento anacoreta que agolpa mi vivir
alejándome de su sol y lejos de ser pájaro
soy sólo herida abierta en caños ancianos
y perdiéndome en el confín
me entrega a la locura de ser dagas filosas
que entre uno y mil se ha convertido mar en llantos
que persiguen mis huellas carcomidas por el viento áspero
pesadillas de ácidos lechosos
que supuran vuelcos de espinas para mi espanto.

Hay un vuelco sin fin
que no sabe si es mi aorta
mi calada forma de pigmentos rotos
sufriendo lo indecible
porque mi mar no es más mi roca
porque mi roca no es mi llanto
y mi llanto no es más mío sino del fuego
que aquilata mi pesar
para ser pared de rostros curtidos
por el olvido fractal.

Hay un vuelco sin fin
que hoy me dice adiós
y luego me besa
en la frente
signándome al exilio
de su luz
que gota a gota
me cercena el alma
para ser la nada de la nada.


A MIS PENÉLOPES

Aquellas que corren tras el pórtico
esperando pasos y caminos
besos y destinos
nombres y hombres
sonrisas y mieles
tejiendo su vida al
armazón del olvido.

A esas mujeres arañas
que entre ruecas
esgrimen penurias
escalan hieles
de sombras y
lunas llenas
a ésas…
que el destino le roba el tic tac
que el mar ha batido sus alas
y que el verde prado ha
sabido amalgamar sus madreselvas
de esperanzas todas.

A esas mis Penélopes que
saetas perfilan y entre tanto
su corazón late como roca
desoyendo el canto de sirenas
porque saben a musgo.

A ésas que entregan la piel lozana
aún a sabiendas que el tiempo curtiembre
hace de ellas para ver su morada
en la última escalinata de la existencia y
a pesar de todo y de nada
aman hasta el calvario.


AGUA ESPEJO

pupilas en rostros hielos
sombras en danza y duelo
venganza consumada
golpeando hasta el hastío
no soy vallejo a voces
y en aguas y espejos
asida al viento voy
una y otra vez
consumida en fuegos
elevando cenizas
grilletes en pies
ausente luz en caminos;
daga hiriendo en mi aorta por eterno.

hoy la encuentro por vez nona
quieta, límpida, vacía
arriba a su puerto
batiendo sus alas añejas
ésta herida mía en rocas pétreas
estacionó sus pasos
no es blanca algodonera en mano
ni historia en eco de párvulos
ni zurciendo arrojo camina
son rostros fieros en surcos
tañido de campanas al viento anacoreta
pidiendo su piel en vida.
Tingo María, 10 de abril 2009


EN TU BOCA

En tu boca de ostra
en donde fluye el arco iris
jadeante de ecos
en esa misma boca tuya
en el que se anidan hechizos
para ser siluetas de una mirada
sentimientos en sepias.

En tu boca de enjambre
circuncidada por la polvareda del recuerdo
de ser
ostia en mis noches confesadas
ante el lúgubre destierro de mis huesos
en donde el nácar de tus ojos
es una pequeña escotilla
abriendo caminos a mis pasos.

En tu boca de campanario
a donde concurre un pueblo en cuclillas
en vísperas de helechos en brotes
en silencios esculpiendo pirámides y armaduras
en esa boca tuya que espejos rojos ha zurcido.

En tu boca pintada en nudos de soles
de pájaros en cristales
tintura de caracolas
estilógrafo de piedras y mujeres
y hombres
y niños
y lechos
y abismos
en esa tu boca que
no sabe de espantos
ni destinos ni muertes.
La Habana, Cuba 15 de febrero 2007.
Del Libro inédito: Siluetas en la Habana


ECOS Y ESPEJOS QUE HIEREN MI ALMA

En esa mar bravía
cual sentencia viva mi olvido se diluye
y de tiernas gotas de lluvia al compás
mis desvelos se suman
y aunque hoy dispersos existan
para tu vida y la mía mis sueños
que fríos ríos no serán más
y sin quererlo, y abolida por arenas en relojes
te seguiré errante
y quizás, te pregunte al oído…
¿Dime, por qué no me amas como yo a tu guillotina noche?

Livianos días míos
no son más tibios soles
aunque recorras
en gotas sumadas
a esa mar que es tu vida
en tanto tus labios
a los míos le roban
el color del herido laberinto
que del eco resuena
para ser crepúsculo de tu amor en caída.


MÁSCARA TRAS UN ESPEJO

Se suma una curva con el tiempo
los años son ruego en ciempiés
y sus pliegues tras un signo blanco de sombras
pide oquedades en torrentes
gira un arlequín
un remolino en el vientre se abre
un ciclón en sus ocasos supura
escoge a su herida luz
aquella la que quiere desandar
y a ruegos pide su final por eterno
roooooooooooooooooogggggg
es la voz de la tierra
es el grito ancestral
que abre sus fauces en un volcán
devora a su paso los blancos asbestos
de un elefante con rostro de mono
ha vuelto a tañer la campana
espirales del tiempo se suman
y aquellos pasos del mundo
con la nieve se pierden...
Entonces amainan mis suspiros
puscando* te espero en mi portal
con mi sombra a cuestas
pidiendo un adiós por eterno
Roooooooooooooooooggggggggggg
estalla una pampa
es trigal fiero
es cumbre en angustias
es sopor
y entre la mirada
de dos mujeres
que caminan
con cántaros en las manos
un azote
una efigie se incorpora
no es arte ni magia
es zumbido de moscas
entre el vitral de la noche.
Ayacucho, 23 de noviembre 2008
*puscando= escarmenar la lana


EN EL NOMBRE DE TU NOMBRE

Voy a secar la piel de tu alma
la fuente de tus ojos
que se inundan de tanto llanto
y para que el credo no te halle solitaria
y mientras borre las huellas de tu olvido
tu alma quedará pertrecha de amores
su mirada no será más vacuas lontananzas
más sola no estarás
porque el viento en su oleaje
habrá cernido esperanzas
para que entre el florido borde de la noche permanezcas
quieta y quizá trasteante
la orquesta callada blindada de alfiles vaya a tu lado
y al cavilar tus abriles seré sólo alfombras de tu mañana
recapitulando mis pasos con el tuyo para no sufrir el dolor
que por un caño anciano corre para ser
traspiés en sombreros
ahora que has anclado en el zaguán de
tiempos y nombres
y en el nombre de tu nombre
correré los cielos en busca de un dios que sepa que mis manos
son linderos y que el pecado no engendra sino
raicillas en mis pies que hasta el hartazgo a pedido
a todos los cielos…
ven noche y sepúltame a tus pies en el nombre de tu nombre
que es mi vida
Tingo María, 17 de junio de 2009.

ILDIKO NASSR (Argentina)

ACCIDENTES

Recuerdos y fantasmas en un diario lejano,
encontrado en el piso alto de la casa de juventud.
Una casa que guarda algo o todo de ella.
Una caja china en que la vida real y la ficción
se han fundido para perderse (y encontrarse)
con las mujeres que antes fui
y las que ahora soy.
Muchos años después, aunque no esté frente
a un pelotón de fusilamiento,
recuerdo la tarde en que mi padre me llevó
a conocer el circo y a esa niña, feliz,
porque no sabía lo que vendría después.


ESA NIÑA MURIÓ EN EL MÁS HONDO SILENCIO.

Muchas mujeres murieron desde entonces,
dando paso al nacimiento de muchas otras.
Muchos asesinatos. Algunos accidentes.
Recuerdos y fantasmas habitaban ese piso alto
fueron soltados para abrir las cajas
y sacarlas una a una en un ritual infinito.

Un cuerpo de mujer yace en la lectura
de diarios de juventud
recuperados en lo que llamaron un accidentes.

También a algunas vidas las llaman así.


EL OTRO

el niño mira desde detrás de su ventana
sus ojos buscan al otro niño igual a él
que vive en algún lugar de este mundo
él lo sabe muy bien y está seguro
de que en algún momento se encontrarán
está confinado a la habitación de grandes ventanales
su madre dice que esta enfermedad terminará
en algún momento en un tiempo que no es este
él cree que ese otro niño igual a él
está sano y juega a las escondidas con otros niños
sabe, también, que ese niño explora y conoce
mundos que él sólo puede imaginar


COSAS QUE CAEN DEL CIELO

las motas de polvo acumuladas en la atmósfera
los rayos del sol en días de otoño, cuando hace frío en los ambientes y el viento del norte acude a brindar una cálida sensación
la inspiración de los creadores.
dice un arquitecto que no sabe de dónde salen
algunas de las ideas que, posteriormente,
puede ver realizadas en sus obras.
La primera etapa es de una locura extraordinaria.
Habla del proceso creativo y mira mis dientes.
Pregunta qué hice con ellos.
La conversación y la poesía son desordenadas.
Esta mañana ambos caímos del cielo como cosas
tales como estrellas fugaces o gotitas de lluvia o motas de polvo.
Caímos a una realidad diferente en la que pudimos
tomar café en una confitería desierta,
hablar del proceso creativo, de la muerte
y de mis dientes recién cepillados.
Después, nos despedimos sin poder entender
quiénes caen del cielo para auxiliar a los artistas


COSAS ESPLÉNDIDAS

tu sonrisa a la mañana después de la primera noche juntos

una niña de diez años cree en la magia

aquellas sensaciones que te conté

la sonrisa de una persona enamorada
el amor
barajar y dar de nuevo

bailar con alguien como si su cuerpo fuera parte del nuestro

un hombre tan parecido al hombre ideal para ella
la invita a tomar el té en el salón de Inés Berton
dentro de varios meses, cuando ella viaje a Buenos Aires
le dice que se venga de blanco
y si no se siente cómoda
siempre es posible comer un sánguche de mortadela
sentados en el cordón de una vereda desconocida


la mujer amasa una pasta espléndida
invita a varios comensales que elogian la decoración de su casa
los sienta a un caballete improvisado en el patio
les sirve vino, cerveza y gaseosas a gusto
brinda su amor en formato de ravioles caseros
ríen, comen y beben sin pensar siquiera en las crisis económicas
la suba del dólar la presidenta o los indigentes bajo los puentes
actúan como si la felicidad consistiera en encontrarse con amigos
y comer
brindar por todo aquello que quieren ser
la mujer los observa y una carcajada la estremece
parecen niños jugando a las visitas


UN DÍA, CUANDO LA NIEVE SE ACUMULA SOBRE EL SUELO

un día, cuando la nieve se acumula sobre el suelo
y los cadáveres de los amigos yacen en la montaña
una debe pensar acerca de lo efímero de la vida

en Jujuy usualmente no nieva en la ciudad
pero las montañas nos atraen con su paleta de blancos
y nos atrapan como ratas en una encrucijada mortal
los amigos deciden dejar sus cuerpos allí
en clara ofrenda a la tierra madre

un día, cuando la nieve se acumule sobre el suelo
en la ciudad saldremos a caminar sobre ella
y celebraremos el milagro de la naturaleza
sin darnos cuenta de que la nieve busca saciar
su hambre con los cuerpos de los amigos
que todavía hacen sacrificios en honor a la tierra


UNA MUJER ESCRIBE

una mujer escribe al borde de su propia locura
escribe como si los dibujos que crean palabras
tuvieran significado para ella o para otra persona
escribe dibujando formas que su mente confabula
junto a su mano perezosa

una mujer que escribe deja sus vidas en el papel
dibuja un mapa de sus sensaciones
(de las que logra traducir a palabras)
se regodea en las formas

mientras el mundo lentamente desaparece a su alrededor

JEANNETTE MONTOYA (Suecia)

VERDE Y PÚRPURA

Entre tu alma y tu aliento se mueve el azul de tus ancestros
los tonos revolotean en el fuego más audaz, tu vida.
Los tonos danzan en el ritual más necesario , tu muerte.
Hombre Los púrpuras hacen la poesía desde lo mas de ti
curando cada recoveco de tu verde alma.
Poeta los tonos de tu palabra resurgen desde lo menos de ti...
para elevar su voz de coligue en plural y te rescatan.
Criatura de tu tierra los tonos del sol y de todas tus lunas
habitan tu alma son el refugio carnal de tus sombras.
Tus demonios son la fiesta de todo tu ser,
de luz y de sombras.
y el azul eres tú.


SUICIDA CON ALAS DE FUEGO

Viví a flor de tierra los pasos infantes!
a flor de terror el asesino septiembre
a flor de lágrimas la muerte ...lloro la niña
a flor de entrañas el brote pariendo anarquía
a flor de carne la arenita, el viento, la nieve, las mareas
Viví soledad, abandono, muros, mordazas, heridas, vendaval , vendaval, desarraigo!!!!
Sentí , la vida, los años,
sentí la mujer, seguí la huella
sentí el aullido, sentí el rugir....
Sentí tu voz hablándome tuya..
tu voz que sucede en mi clara y sublime,
verbal , exquisita dibuja el paisaje de tu beso
Verbal, exquisita palpita en el idioma del fuego,
Y tu voz que me alcanza, me desordena.
pronunciándome noble, pronunciando secretos...
La siento, la escucho, ¡me habita! me preña
Sentí la fragua...
purificando, quemando soledades, caídas, golpes, golpes.
quemando desamor, amor. Quemándome!!!!
Sentí la fragua, mía la sentí humedeciendo todo!!!!
Irremediablemente la fragua de tu abrazo me salva
Me salvan los íntimos ecos de tu piel en la mía
Me salvan las aguas peregrinas en los surcos de mi cuerpo
En tu beso de fuego me salvo
¡en tu pecho de luz me salvo!
¡en el suicida encuentro, me salvo!
Y me suicido amor, me suicido en la fragua
para parirme con alas de fuego
Y soy, yo soy la flor azul
en la bondad de tu entrega, que a la muerte un segundo me invita.


ESTABA PENSANDO…

Estaba pensando que si la miras detenidamente
Con esa, tu mirada de frente,
¡así de luz y sombras, valiente!
así como se mira la que se ama...
Estaba pensando que si no te salvas, no le darías treguas...
¡No le des tregua!
¡Descúbrela!
Descubre de qué ríos vienen las corrientes de su mirada,
esas que rebalsan el espacio de su ausencia... mojándolo todo.
Descubre de qué aire se alimenta el fuego que respiras desde su piel morena.
Descubre de donde viene la frescura del beso en tu boca distante.
Estaba pensando que hagas de cuenta que ya es tuya...
¿Sabes tú de donde viene la entrega suicida de su carne en la tuya?
¡Recórrela!
Suavemente,
recórrela de frente
así de tierras y aguas, ¡valiente!
¡No le des tregua!
¡Encuéntrala!
Murmúrala...
¡Cántala!
¡Recítala!
¡Nómbrala!
¡Piénsala...
¡Dibújale un huracán en sus pechos,
adórnala con el verde ardor de tus enredaderas!
¡Bésala!
Estaba pensando que...


POEMA URGENTE

Llegaste a mí con tu mundo extraño y bello oscuro e inalcanzable a veces.
Te amé y para amarte ocupé estrategias que me desfiguraban, me desarmaban,
estrategias que me hacían más linda, más rara, más violenta, más erótica, más loca, extraña…
menos amada.
Cada vez que me lanzaba a tus brazos se perdía un poco mi esencia en el laberinto de tus sueños
y tus miedos. Me tomas, me tiras, me amas, me rescatas… te amo.
Supuse que tu voz seria mi brújula, tus besos mi agua, tu cuerpo mi mapa,
tu mirada azul mi luna y mi sol amor, mi sol se apago.
Una vez más los demonios nos alcanzan, el dolor se balancea al borde de la locura,
la locura cual torbellino nos dispara con la velocidad del viento enardecido
y nos revienta contra el muro, el tuyo y el mío.
Y te amé, perdida, sensual, confundida, enardecida, extraviada,
triste te amé, sola te amé.
Otra vez estoy aquí al borde del camino.
mi cuerpo no me aguanta, no me soporta, casi me vomita
mi cabeza te piensa, te imagina, te recorre, te aleja
mis manos están llenas de frutas que se parecen a ti
mis labios están llenos de sabores que saben a ti.
mi dolor está lleno de heridas que huelen a ti y claudico ante tu
sombra, que cae vacía, sin vida…
Me perdí en tu laberinto para siempre, hasta ayer...


Y LUEGO...

Y luego...
Los sueños lejanos, inconclusos
Desentonan en una hoja blanca, invernal.
En el desconocido paisaje,
La era de las sombras nórdicas
La vuelta del sol, mi sur…
La otra cara de la luna, mi norte…
Arremeten, inmediatas, impávidas.

Impávidas
La ley de la tierra, de la raíz
La ley de la esencia...
Soberbias, ridículas, se descomponen
Me descomponen, una vez más me desconocen.

Una vez mas...
La esencia de mi palabra
Sostienen mis huellas
El verbo me recuerda
Los tonos de tus frutos me rescatan
¡El camino huele a la arcilla de tu lomo pachamama mía!

Y luego
¡La sobre vivencia, inmediata!

Mis sueños son más viejos que yo
Mis sueños son todavía míos.
Todavía míos...
Para morirme un momento.
Si en mi reside el alma de los álamos…


NO ES POSIBLE EL OLVIDO,
la omisión una letanía.
El camino es largo
insidia es esta sed,
el agua es escasa por estos lados de la vida.
y la luna no se asoma…
no deslumbra el neón ancorado en el cemento.

No es pronunciable el olvido
Espínate la boca, besa tu rosa desmelada
Bebe la savia de tu salvia herida
Espínate el pecho, arrímate a tu pétalo desmembrado
Bebe el zumo de tu fruto sórdido
¡Espínate los ojos!
No ves que linda esta tarde
Y yo, yo todavía humana.
¡Humana soy!
Infecunda ante los zarpazos de animal herido, soy
desmelada ante el viperino beso, soy
vejada ante tu carnal alevosía, soy
apabullada ante tu labia lapidante, soy

No es permitible el olvido
¡Soy, yo soy!
¡Alborozo!
Cantizal…
¡Soy, yo soy!
¡Augurio!
¡Preludio!
¡Soy, yo soy!
Mata de yerbabuena en tu cadaval.


BALADA URGENTE E INSURGENTE

Desarráigame desármame desarticúlame
desgárrame los pechos, el sexo, la razón y los huesos
Dóblame disminúyeme bótame
Disgrégame en el centro de tu locura violenta.
Bórrame dilúyeme neutralízame
has de mi palabra un rastro de ceniza,
de mi fuego un destello falso, un amago,
de mi voluntad una tormenta ofendida.
Interrúmpeme retrásame
déjame un buen rato suspendida en el tintero. Pónme en pausa, admírame inerte.
Desaprueba mis sueños, róbales la voz
Ahógalos destrózalos desahúcialos
Una gota más
una gota más
rebálsame una gota más
mátame hasta tu último respiro
¡y yo, yo me hago la muerta!

JENNY LONDOÑO LÓPEZ (Ecuador)

"El olvido está tan lleno de memoria
que a veces no caben las remembranzas
y hay que tirar rencores por la borda.."
Mario Benedetti.


Del poemario “Desafiando al Olvido”, 2003.
LAS PALABRAS PERDIDAS

Esta noche vinieron los fantasmas,
trajeron la hojarasca de palabras perdidas,
y en gritos y susurros el eco del pasado.

Cuelgan los alerones, catedrales de musgo,
ventanales que husmean el sudor de la tarde
corredores que acechan,
ladrando a los candados.

Espío la rutina temprana de mi madre:
descuelga sus saberes repetidos por siglos
y musita una extraña liturgia de palabras.

Luego escapa, sin que la pueda detener mi grito.
La escuela suburbana se bebe su paciencia.
y la devuelve, mustia, en el crepúsculo.

Yo aprendo las lecciones con muñecas de trapo,
vajillas diminutas, pañales, biberones,
los roles que mi madre aprendió con el látigo.


PARTIDA DE NACIMIENTO

Vine de no sé dónde, me alumbraron las olas.
Traje genes y señas de sangres ancestrales.
Una luna de octubre acunó mi llegada
y presidió curiosa mi arribo a este planeta.

Entre albatros y barcas desplegué mi crisálida
y el planeta Mercurio me dio la bienvenida.
He andado dando tumbos sobre olas encrespadas,
endureciendo el alma de fuegos y combates.

No sé si tengo el alma marcada por un sino
Si me escapé de manos de algún titiritero,
Si forjaron mi cuerpo de barro o de madera,
Si me escurrí de un sueño o soy un espejismo.

Solo sé que muy pronto quise levar mis alas,
estiré mis cartílagos por fuera de la sábana
batallé, desplegando mis huesos inmaduros
y terminé deshecha notando mi torpeza.

Desde entonces, bebí la incertidumbre
de ser rehén de un hado misterioso,
que encadena mi cuerpo a lo profundo,
mientras yo me empecino en llegar a las nubes.


UN MALECÓN EN EL RECUERDO
Dedicado a mi ciudad natal: Guayaquil

La noche se resbala por la ciudad caldeada
que ruge intermitente, como felino en celo.
El río se distiende, edredón de luciérnagas,
bosteza sobre el puerto con su vaho salobre.

La calle, trepidando motores y bocinas,
me envuelve con su ritmo brutal de siderurgia.
Las sombras de la bruma emergen clandestinas.
Ya el calor no se pega como una miel espesa,

El malecón me lanza vapores de resaca.
La fuente de colores atrapa mis sentidos,
me susurra la historia de la vieja del bote,
al compás de un concierto de grillos y cigarras.

La turbiedad del río galopa en mi retina
y son fauces de lobo las olas que levanta.
El cielo ha terminado de apagar sus faroles.
Hilando los bostezos, volvemos a la casa.

El paseo termina y el fuego disminuye.
Se ha enancado la noche a lomo de la lluvia.
Suelto a volar mis pájaros, enjambre de quimeras
y el malecón se queda dormido sobre el agua.


UNA RAYUELA HERIDA

Cinco años, poco tiempo para mirar el mundo.
Pelotas y rayuelas se quedaron ancladas.
Con las alas cortadas asistí al sacrificio
en la pira que sabios y maestros urdieron.

Me asentaron las letras con regla de madera,
me ataron a un pupitre que añoraba la selva
y anudaron mis sueños a una cometa rota
que ya no forcejeaba con las nubes.

El catecismo, compendio para autómatas,
se amparaba en la inútil blancura de las monjas.
La imagen del demonio pobló mis pesadillas
y el mundo se volvió cuadriculado.


EN EL LECHO, TU OLA.

Llevo mi mar a cuestas,
Me cabe en una jaula su corazón de espuma.
Se acomoda en la carpa de un circo de gitanos
y me borda de azahares cuando cae la lluvia.

Llevo un mar que me habla,
es un gran campanario que endulza mis mañanas
y abarrota mi cama de corales y anémonas,
marcándome las horas con su gusto salobre.

Llevo un mar en los ojos,
porque nací en su cresta mirando al horizonte,
cargado de alboradas y fuegos de crepúsculos
y no me intimidaron montañas ni colinas.

Llevo un mar en la sangre,
que me impulsa a la vida como bongó imparable.
Nadie puede arrancarme su rito de corales.
Tempestad que me baña borrándome las penas.

Llevo un mar clandestino,
ronronea en mi almohada como gato de seda
y es amante furtivo que espera mi llegada,
lujurioso en mi lecho de sal y de cerveza.


CON LOS SUEÑOS ATADOS
A Fabio Londoño

Mi padre hila palabras,
cadena interminable de su ausencia.
Me entrega un mundo roto
que derrama su llanto por los poros.
Me enseña un catecismo que se estrella
contra la angustia urgente del olvido.

Se queja, eternamente,
de la fatal cojera de la ética,
del silencio con que sordos y mudos
nos arrojan al borde del abismo.

Me multiplica el hambre de las letras
que cuelgan de los libros en racimos.
Me empuja al laberinto de la vida
que florece en sus hojas.

Por eso yo lo llevo a lomo de mis versos,
y lo evoco con fuerza cuando la tarde cae,
con los sueños atados a ese extraño silencio
de su filial afecto, repleto de palabras.


AL FILO DE LA NAVAJA
A Medellín.

Esta ciudad herida
me atenaza hasta el tuétano.
Los fantasmas de muerte
le rondan cada esquina.
Su corazón de púrpura
se desangra en las noches.

Esta ciudad, que antaño,
me acogió en sus entrañas,
que derramaba aroma de café
sobre mi piel ansiosa,
que vertía un anís lujurioso
en mis pezones,
ahora huele a pólvora y a sangre.

Se me antoja un vampiro,
que en las noches
me succiona los sueños.


En Antología “La voz de Eros” dos siglos de Poesía Erótica Ecuatoriana
Compiladora: Sheila Bravo.

LUJURIA DE CORALES

Tengo un hombre de ébano,
piragua que navega sobre mis muslos cálidos.
Mi cuerpo se revuelve inquieto en su atarraya
cuando el mar busca, loco, llegar hasta la luna.

A fuerza de sentirlas conozco sus dos manos:
negras, rosadas, ávidas,
a ciento treinta grados centígrados me abrasan
y transcriben poemas sobre mi piel de azaleas.

Tiene espalda perfecta,
nacida de una noche de aquelarre y macumba.
Su cuerpo de azabache es sol que se desangra,
cuando inicio en un trance mi ardiente cabalgata,
sin bridas ni aparejos, sin cabestros ni látigos.

Tengo un hombre que es noche,
oscuridad felina de ardientes tempestades,
suavidad de murciélago, humedades de algas,
mitad pez, mitad pájaro.

Aletea en mis vértices, resbala en mis estambres
y derrama corales sobre la espuma pálida
de mi cuerpo que sueña
y a fuerza de soñarlo lo inventa cada noche!


CÓPULA CON EL VIENTO

Frente al mar, una noche sin luna y sin marea,
danza ancestral primaria y poderosa.
Nada me place tanto
como el viento que eriza mi pubis en la arena.

Catedral de salitre, la playa me derrota.
Me arrodillo, y coloco mi cabeza en el suelo
Oscuridad que repta, sus placeres salinos
y el viento se pasea por mis piernas.
borboteando su espuma salobre en mis pezones.

Un brillo de luciérnagas palpita en mi epidermis
y una explosión de estrellas ronronea en mis venas.
El viento como un pez me corcovea,
delfín en celo cabalgando brioso,
sobre mi cuerpo espuma, derramada en las olas.

Un crepitar de muslos y de brazos
se enredan cual medusas en una danza eterna
Y el viento que me habla y que me llena
de labios y de lenguas, deslizándose sílfides,
hormiguea febril en mis entrañas
para sembrar el hijo huracanado.


MEA CULPA, MEA GRAVÍSIMA CULPA.
Poema inédito. Ganó el concurso de poesía
Fanny León Cordero, Quito, 2004.


I
Desde el principio de todos los principios
aceptaste la culpa, cargaste maldiciones,
Fuiste la recatada mujer de escapulario,
con su vetusta suma de desfalcos y engaños,
de supuestos que acrecen un mito milenario.

Te diste por entero, a plazos o a pedazos
cercenando la vida que no pudiste gozar a borbotones.
Fuiste un ventarrón chocando con las rejas,
una sombra estirándose detrás de las ventanas
para mirar el fuego robado a Prometeo.


II

Ser o no ser. Esa es la cuestión.
¿Una exótica rosa que exhala sus aromas?
¿Ilusión de poetas que recrean un mito?
¿Cuerpo de angustia y miedo trastocado en destino?
¿Imagen fantasmal que desliza su tedio por la casa,
eternamente ausente del grave discurrir de la política,
cosiendo los silencios y sus trampas?


III

¿Qué identidad, qué nombre, qué certezas?
¿La que llegó sin fiesta y sin banquete?
¿La que bebió las hieles para parir los días
y enajenó su canto sin derechos ni halagos?

¿La autómata que calla y ha perdido sus alas?
¿La madre que se inmola en espiral creciente?
¿La que miente y silencia las voces de la ira?
¿La que nunca se queja y un día al fin se escapa?

¿La que resurge siempre del fondo del abismo?
¿La que arma sin saberlo menudas tempestades?
¿La que trueca dolores en placeres prohibidos?
¿La que rompe los muros con sueños y palabras?


IV

Princesa que defiende su reino de oropeles.
Roedora de anhelos,
marchante de ansiedades,
Las horas amasadas en tropeles,
enhebrando en las noches la lista del mercado,
palideciendo auroras
sobre blancos cordeles que orean la rutina,
respirando un oxígeno ajeno,
bebiendo a pesadillas el ajenjo del otro,
resintiendo el descanso que se escapa de nuevo
como un amante esquivo.


V

Aferrada al olor de las especias,
al blanco de las sábanas,
a la sal suficiente,
a la mesa que se arregla y se deshace
una vez y dos veces y mil veces
y tantas, que termina reventando la palabra infinito,
se enajena, se dona, se olvida de vivir.


VI

Una sombra que pasa corriendo temerosa,
desdibujando el nudo de las horas inertes,
cargando sobre el lomo de los siglos
una jaula dorada o herrumbrosa.

Castigos y torturas, perversión de los géneros,
se enredan en el nudo carceleros y víctimas,
se entrampan en un juego que les roba la savia
se queman en el fuego sagrado del abismo.

Una llama que apagan para evitar la hoguera.
Una voz que silencian para matar el miedo
ante la hembra rotunda que temen y desean,
que rechazan y aman, que necesitan y odian.


VII


Mariposa que danza con las alas trizadas,
Estrujando el deseo que nos muerde la carne
como boa tres equis,
apretando los labios,
cancerberos de fuego,
cerrando las compuertas contra los huracanes,
conjurando retruécanos,
de los que ofrecen quemarnos en el horno
para purgar la culpa,
más larga que la vida:
Mea culpa, mea culpa, mea gravísima culpa!

JULIA MOLICO (Portugal)

MINHA LISBOA

Lisboa dos meus amores,
Dos meus silêncios, desejos,
Sons dados por realejos,
Dolentes guitarras, dores…

Mulher feita e formosa
Desabrochando no amor,
Floresce com muito ardor
E faz-se livro, vaidosa…

Azul do Tejo, pintado,
Reflecte a luz da cidade,
Soltando em nós a saudade,
Cores do seu sonho versado

Por entre as suas colinas
O vento sopra segredos,
Deixa nos seios enredos,
Feitiços de almas meninas…

Lisboa, que jovem era…
Agora que idade tem?...
Tem todas que Deus lhe dera,
Fazendo dela refém…


PORQUE NOS HAVEMOS DE ENCONTRAR

Porque nos havemos de encontrar
Onde o coração traz esparso vento,
Não vou chorar mais um lamento,
Sei que pra sempre vou te amar

Porque nos havemos de encontrar
Neste jogo da vida, sombra-luz,
Alento, estrela que em mim reluz,
Vai minh’alma pra sempre te ofertar

Porque nos havemos de encontrar
No pulsar dos caminhos do amor,
Quero deixar guardado o ardor,
Semente para sempre a germinar…


NAVEGO…


Navego por mar aberto
- sentinela do passado -,
desprendo as velas da vida,
deixo-me ir pelo vento
fugindo das profundezas
das inércias, das tormentas,
e, como espuma do mar,
desfaço minhas tristezas


PENSAMENTOS E VIDA

Num emaranhado de pensamentos,
A vida segue, livremente, o seu curso:

Os sonhos adormeceram no vento,
A alma vestiu-se de luto,
O amor, num rosário de horas tristes,
Lançou suas cinzas à flor do mar
E a Lua, a soluçar, enfeitou-se de sombras…


QUANDO A NOITE CAI…

Quando a noite cai
Enrosco-me nas dobras dos meus sonhos
E, aí, encontro-me, encontro-te.

A emoção volta ao olhar convertendo
A saudade em chama ardente.

Percorremos o caminho da Vida
De mãos dadas, em silêncio.

Para quê falar?...

Nossos pensamentos convergem,
Nossa alma é o ponto de encontro.

Que o sonho repouse em mim, no meu amar,
Deixando para bem tarde o desencontro…


PROCURA-ME…

Procura-me dentro do teu olhar,
No teu sorriso quando pensas em mim,
Na saudade que ficou no ar,
No vazio dos teus braços,
No entrelaçar dos teus dedos nos meus,
No teu e meu silêncio,
Na penumbra dos teus dias cinzentos,
No mar que s’estende aos teus pés,
No sentir do Sol a queimar o teu corpo,
No frio das tuas noites,
Na ausência do amor de verdade,
No vento que leva o meu perfume,
No anseio de um abraço,
Na magia da Lua a brilhar durante o dia,
No encontro, sem armas, da batalha do Amor

LEDA GARCÍA PÉREZ (Costa Rica)

POTRA SIN AMO

Hoy desperté pensando
en ese cuerpo tuyo
que desenfrena todos mis instintos.
Lo desnudé a mis anchas
sin rubores rondando las caricias
y cabalgué en tus muslos
como potra sin amo.
Hoy desperté pensando en ti...
Nada me falta.

II

Nada me falta
excepto el filo de tu lengua
husmeando en mi rutina
como un ojo sediento
de osadías tempraneras.
Nada me falta
excepto tus mejillas
robándose el aliento
de mi pubis que inverna
para nombrarte sexo,
sexi, sexuado,
sexamento de pieles
con olores tremando
en la cama solidaria.
Nada me falta,
excepto este placer,
dolor huracanado
que amanece en el vientre
de todos los impulsos.
Hojarasca el deseo
que transita en mi sombra
con su cuerpo imprudente
y extasiado.
Ah los orgasmos en vigilia...
Por qué llamar pecado
a sus deslices
si son solo palabras
convertidas en piel
para tenernos?

III

Sí, tenernos,
beber la misma pulpa
del beso que camina
para espiarnos la sed
y degustarla.
Desgarrar la caricia
con todo y sus secretos,
amasarla en un tiempo
que ignora los segundos
y desnudarla en otro beso igual
para estrenarla.

IV

Y así,
estrenando a mis anchas la osadía,
ser uno en dos o dos en uno
a punto de un orgasmo
en clave G
que se meta en la noche de los cuerpos
para amarse una vez y otra
y otra...

V

Vuelvo a dormirme en la pupila insomne
que me inventó el deseo
y libre de sudores
te borro sin rencor el nombre
que adelgaza tu rostro hasta el olvido.
Mañana inventaré otro amante
para invadirme el cuerpo,
por hoy estás aquí,
nada me falta.


NOMADAS

A todas nos habita otra mujer,
mochila al hombro
y sueños acosando palabras
que no saben de puntos cardinales.
Me recuerdo a mí misma,
cabello despeinado como mazorca de maíz
pariendo tempestades,
granos de miel que no desgranan ya los que me amaron.
Esto de reflejar antiguas osadías en el espejo actual
me nutre y asesina.
Es que me habita aún esa mujer que nunca duerme.


VIGILIA POR EL AGUA

Tengo la sed del caminante
que recorre la tierra y se desmaya
cuando busca en la patria de los sueños
el agua necesaria.
Cada gota se agota
en el recuerdo del río que envejece
sin milagros peinándose en las piedras.
No hay tesoros de líquidos placeres
escondidos en cuevas de bonanza
para saciar de verde el horizonte.
La muerte nos vigila
con su aridez de playa ausente,
yo escapo de su ira y me detengo
para beber la última esperanza.


LA MUERTE PREVISTA

Alguien buscó una vez el agua oculta
en las lejanas piedras del milagro
que nadie vio nacer.
Recorrió nuestra tierra
y llegó tarde.
La muerte innecesaria
cabalgaba en sus gotas pregoneras
y la selva vestida de cemento
elevó su trofeo criminal.
Nadie vivió para aplaudirle.

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