ROSINA VALCÁRCEL (Perú)

MONÓLOGO DE MANUEL GONZÁLEZ PRADA

Hablo, señores, de la libertad para todos, i principalmente para los más desvalidos.
M.G.P.


En La Luz Eléctrica se dio a conocer mi “Discurso en el Politeama”
Y quizá el reconocido ensayo a “Propaganda y ataque” en 1888
Tú eras una cándida adolescente cuando leíste mi espada encendida (Qué discurso)
El Perú era un volcán pálido Mi presencia el fuego que lo urgía
Te volviste anarquista y yo lo sabía, clandestina llama leve
Me admiraste calladita mientras tu padre editaba alguno de mis libros
¿Páginas libres, Horas de lucha?
Pero tú volvías a mi Discurso y una puerta se abrió
¡Que vengan árboles nuevos a dar flores nuevas i frutas nuevas!
(Y no pudiste dar marcha atrás…)
Anémicos i nerviosos, no sabemos amar ni odiar con firmeza.
(Qué lucidez de tijera azafrán…, musitaste)
Alguien ha talado nuestros campos i quemado nuestras ciudades i mutilado nuestro territorio i asaltado nuestras riquezas convertido el país entero en ruinas de un cementerio…
(Y excavaste para que florecieran los relámpagos del fuego…)
lancemos una chispa que inflame en el corazón del pueblo el fuego para amar con firmeza todo lo que se debe amar, i para odiar con firmeza también todo lo que se debe odiar
(Como una cantante de rock subterráneo tu silbo corpóreo se enredó entre mis páginas entre las agujas del infierno y los herederos de mi causa insurgente
Mientras el sol sombrío les abrió los ojos tras los sabuesos amargos
y los hice caminar kilómetros y el viento olió a yerba buena)
24 abril 2009


A OTTO-RAÚL GONZÁLEZ

Dime, Poeta, todavía escuchas los forcejeos del vendaval
antiguas cortezas de altos árboles frondosos en Guatemala
donde grabaste los labios de tus novias enlazados a los tuyos
en medio de azules corazones melancólicos
¿Aún oyes el silbo de olas lejanísimas
en playas doradas y en tu alma asoman
manos de ámbar que cerca a las tuyas
tratan de atrapar la magia del ocaso para ungir con su miel
la piel de tu bello cuerpo liviano y jadeante?

Hoy miro turbada
la tacita de barro donde se esconden tus ademanes
tu risa tierna entre turquesas ocultas
y dibujo las mil y una noches con sus claros de luna
rumores y nostalgias
ecos inasibles
amores fallidos
el árbol de la vida / compañeros
Revolución y libertad nuestros palabras de trigo

Sólo me queda ser el rumor de tu sombra
el aroma dulce de los dátiles
solamente la estrella que declina
ante tu existencia llena de luz
bajo el rosal abierto
21 de julio, 2007


CARTA SURREALISTA

El amor está en la tierra. Sólo tu cuerpo y el mío, solos. Los astros palidecen al vernos. Sólo tu cuerpo y el mío. Nubes de ámbar. Otra vez es noviembre y el amor renace de mis entrañas. Rojo, debe ser rojo, y no me quejo. Los trenes pasan y tu llamada tarda. Una mano invisible levanta mis faldas y la piel relincha como una yegua en celo. Por ti perdí la realidad. Roedor de fantasías, no me dejes. El mar de tu lengua ciega, mis lágrimas y el tabaco. Mi amor espera una abrupta respuesta. Sólo tu cuerpo y el mío, solos. Adivino claveles y violines en tu corazón negro. El mar de tu lengua y otra vez el fuego. El río quiere apagar esta ola y no puede. Y estas ganas locas de ser lluvia y deseo, verso nacarado o triste melodía. La fuente y el Sol penetran en la penumbra, penetran entre mis piernas. Y ascendemos hacia nuestro viejo castillo destartalado. Es el parque de San Eugenio; ¿te acuerdas, mi amor? Me amabas en silencio y las manzanas eran otra historia. Dame ayahuasca, ángel arcano. Si volviéramos un instante, solo un instante, cuánto daría. Qué senda nos separó, qué confusa senda. Nunca te he conocido, Escorpión. ¿Y tú, me conociste, acaso? Hay que llevar al Amor hasta el absurdo. Y tus palabras, ¿y tus palabras? "Me iré cuando te haya mojado, amor mío". Torpes y solitarios eran nuestros corazones. Y me preguntaba por qué tenías miedo a las hojas del jazmín. Y me preguntaba por la Revolución y los bolcheviques de San Eugenio. La belleza del mito me tocaba, sólo la belleza como nuestros cuerpos desnudos y friolentos.


LA TARDE ELEVA EL MAR EL SEXO

(a Chris)

La tarde eleva el mar el sexo la contaminación
La urbe la neblina Lima El firmamento las manos
Me escriben Buenos Aires tus manos
Me descubren desde un bar apagado
Abres los ojos sin tiempo ni Dios
La historia sobrevive sobrevives sobrevivo
Nos confundimos en la senda del bosque y la senda del fuego
Aquel navío pocos navíos La espuma se distancia Las olas silban
Calla el bullicio La tarde columpia tu cuerpo sin peligro
Mientras crece un gran árbol sobre mi balcón turquesa
No cabe una bala en el corazón en el horizonte
Tus manos mis manos Viven atadas a la sombra del amor
Como la sombra del jacarandá


TANGO 3

El y ella dos pájaros en un encuentro infinito desde la tierra al cielo.
Al final una sola sombra
j.d.

El león es un árbol que juega / Se agazapa
La mira y le huele su vespertina espalda
Animales totémicos buscan el latido del timbal
Todo se equilibra a través de ellos
El rumor hunde
Los turbios instantes
¿Qué compartieron?
La música/ la biblioteca y el deseo
El tango los incendia
La respiración
Las piernas apenas se enredan
Un abrazo suspendido
Preludio del jadeo
¿Cómo amarse contra dos espejos?
La mañana pinta una habitación
Un acróbata huye del fuego
Se debate entre la nada y el ser
Cara cortada olfatea en vano
La puerta está cerrada
Hace frío en Lima/ es jueves
10:45 a.m. y 8 de julio

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